Un año tiene la nueva Ley de Cine en Bolivia. Su reglamentación aún no ve la luz, procedimiento legal por el cual se normaran algunas de las propuestas del sector cinematográfico boliviano como la cuota de pantalla, mecanismo por el cual el cine gozaría de un colchón económico proveniente de las salas de exhibición de cine comercial, herramienta idónea y empleada en varios países. Así mismo deberá normar el añorado fondo de fomento para el desarrollo, producción, distribución, promoción, investigación y resguardo del cine y cultura cinematográfica boliviana, que permitirá regular el funcionamiento de la recientemente creada Agencia de Desarrollo del Cine y Audiovisual Bolivianos (ADECINE), entre otros logros de la ley.
Sin embargo, la promulgación de la ley, como la de 1991 y la sucedánea creación del Conacine como institución, pueden servir como indicadores de corte temporal para el análisis y la comprensión de la producción cinematográfica en Bolivia. Por ejemplo, el extinto Conacine no generó información pública y de calidad sobre número de estrenos, pantallas o espectadores de películas bolivianas. El sector cinematográfico boliviano, organizado en más de una docena de grupos, tampoco genera ni generó información, insumo fundamental para poder sostener y demandar proyectos de políticas públicas. Espacios de exhibición como las multisalas generan esta información, sin embargo el cine boliviano tiene presencia escasa en estos complejos de exhibición. La Cinemateca Boliviana exhibe producción nacional, generando sus propios indicadores, pero no es suficiente, pues como insistimos desde estos espacios, el cine boliviano se desbordó de las salas hace muchos años.
En 2019 se estrenaron 20 largometrajes bolivianos en territorio boliviano, otros tres continúan su recorrido por festivales fuera de Bolivia, y serán estrenadas (y contabilizadas) en la próxima gestión. Se posiciona, como ocurrió el último quinquenio, a la no ficción o documental como el cine boliviano más atractivo fuera de nuestras fronteras. En términos de taquilla la información siempre es difusa, cruzada entre las declaraciones pomposas de los dueños de los derechos de la películas (productores) frente a los datos a los que se pude acceder vía plataformas internacionales de pago o consultas con funcionarios de complejos de salas. En este panorama nebuloso, Fuertes de Oscar Salazar y Franco Traverso (fotografía de la nota) alcanzó los 12.395 espectadores. Un dato, que puede parecer anecdótico, es que en Bolivia existen 182 pantallas y en crecimiento. Además, este 2019 el Programa de Intervenciones Urbanas (PIU) premió 21 proyectos en desarrollo, 18 proyectos en producción y 8 en post producción, garantizando el estreno de al menos 30 largometrajes en los siguientes 24 meses**.
Asimismo, de estos 20 largometrajes* solo 10 contaron con críticas y reseñas, 7 contaron con presencia en medios televisivos nacionales, 4 con pauta televisiva promocional, 15 con cobertura mediática (medios escritos), ya sea por amistades (como suele pasar) o por despliegue de un equipo de comunicación. Solo tres películas cuentan con páginas web y no más de 6 con distribuidores profesionales. De las 20 películas no más de 6 responden a los modos de producción considerados o afines con la ilusión de industria cinematográfica.
En la década que concluye se realizaron más de 12 festivales de cine, y para 2019 se realizaron o sobrevivieron 8 festivales. Sin embargo existe uno tri anual que no se contabiliza en estos números (el Festival A cielo abierto de Cochabamba), ascendiendo a 9 las plataformas de exhibición de cine alternativo al cine de complejos comerciales en Bolivia. La presencia en televisión abierta de cine boliviana es mínima, siendo un canal en la ciudad de La Paz el único que invierte en producción sostenida.
Estos datos no hacen más que evidenciar la invisibilidad del cine boliviano, no para la institucionalidad en formación sino para el mismo sector organizado, cuyo accionar solidario ante atropellos a cineastas, como lo ocurrido con Miguel Hilari en la frontera con Chile, o el arresto de Alexandro Fernández hace pocas semanas, fue nulo. Se trata de un sector que a la fecha no está preparado para poder generar información que pueda garantizar, proteger y promocionar el cine producido por el sector mismo. No se cuenta con productores que puedan hacerse cargo de este volumen de producción, ni un aparato de periodismo cultural que las atienda, ni mucho menos distribuidores que cuiden y otorguen la dignidad adecuada a estas piezas cinematográficas existentes y por venir.
* Lista de largometrajes bolivianos estrenados en 2019
Anomalía
Bolivia, 2019 | 86’. Dirección: Sergio Vargas Paz.
Avaroa. El sol de la gloria
Bolivia, 2019 | 79’. Dirección y guion: Camilo Maldonado.
Compañía
Bolivia, 2019 | 60’. Realización y cámara: Miguel Hilari.
Cuando los hombres quedan solos
Bolivia, 2019 | 90’. Dirección: Fernando Martínez.
En el murmullo del viento
Bolivia, 2019 | 60’. Dirección: Nina Wara Carrasco.
Entre santos, cholas y morenos
Bolivia, 2019 | 61’. Dirección y guion: Okie Cárdenas.
El duende
Bolivia, 2019 | 97’. Dirección: Erick Cortés Álvarez.
El robo. Cuando las leyes se escribían en inglés
Bolivia, 2019 | 70’. Dirección: César Andrade.
Frente a frente (Guerra del Pacífico)
Bolivia, 2019 | 61’.Dirección: William López.
Fuertes
Bolivia, 2019 | 149’. Dirección: Oscar Salazar Crespo y Franco Traverso.
Izquierda XXI
Bolivia, 2019 | 102’. Dirección: Patricia Quintanilla.
La traición
Bolivia, 2019 | 100’. Dirección y guion: Roy Fernando López.
La invención de la naturaleza
Bolivia, 2019 | 64’. Dirección: Alejandro Sescosse (México), Sergio Bastani.
Luces y sueños
Bolivia, 2019 | 90’. Dirección: Roberto Carreño.
Marcha de órdenes
Bolivia, 2019 | 89’. Dirección: Sergio Gareca Rodríguez.
La tonada del viento
Bolivia, 2019 | 80’. Dirección: Yvette Paz Soldán.
Rossy y la muñeca poseída
Bolivia, 2019 | 85’. Dirección: Edwin Ariel Arancibia Ledezma.
Santa Clara
Bolivia, 2019 | 100’. Dirección: Pedro Antonio Gutiérrez.
Tu me manques
Bolivia, 2019 | 105’. Dirección y guión: Rodrigo Bellott.
(Modificó su estreno por la crisis social y política en Bolivia)
Mi Socio 2.0
Bolivia, 2019 | 96’. Dirección: Paolo Agazzi.
** Proyectos/Películas bolivianas con apoyo del Programa de Intervenciones Urbanas (PIU)
Producción Documental
El disco de piedra (Geraldine Ovando de la Quintana)
Yunkay: el paraíso de los sentidos (Rosa Jalja de Ajpi)
La conquista de las ruinas (Ariel Soto, Rodante Films)
Producción Ficción
Loba (Kiro Russo)
Perdidos en septiembre (Rodrigo Ayala, Toborochi Films)
El visitante (Martín Boulocq)
98 segundos sin sombra (Juan Pablo Richter Paz)
Los novios de la muerte (Alejandro Fuentes Arze)
UTAMA (Alejandro Loayza Grisi)
Cuidando al sol (Catalina Razzini)
Los viejos soldados (Fundación Grupo Ukamau)
Sin cuerpo no hay delito (Jonathan Ángel Antezana Barrios)
Tras las huellas de un dinosaurio (Tres Tribus Cine)
La pankara del bosque (Germán Roberto Peters Sánchez)
Post producción
Pseudo (Rodrigo Urriolagoitia)
Cómo duele ser pueblo (Patricia Elizabeth Mercedes Roncal Revollo)
La casa (Producciones de Video-Cine Banda Imagen)
Fuertes (Oscar Salazar Crespo)
Sirena (Carlos Piñeiro)
Chaco (Diego Mondaca)
Gaspar (Yasser Gamal Casal Moreno)
Ginger’s Paradise (Melanie Michel Lizarazu)
Desarrollo
Cara bella (Tomas Bascope)
Fiama en busca del alto poder (Emiliano Longo)
Curando el alma. desde la medicina ancestral andino-amazónica (Claudia Urriolagoitia)
Eloisa (Yvette Paz Soldán)
La Awicha (Nayme Bustillos)
Niño boliviano pobre (Manuel Lacunza)
Roca fuerte (Miguel Hilari)
Kharsuta (Fernando Vargas)
Nikita (Marcelo Guzmán Zilveti)
Debajo de la ira (Oscar Eduardo Paredes)
Elejía mojeña (Soledad Domínguez)
Las comadres, las hermanas (Daniela Aguilar)
Warmi (Nayra Antezana)
Nacer de nuevo (Alan Zambrana)
A la luz (Ingrid Domínguez)
Quenn bee (María Victoria Guerrero)
La santa de la calle (Sergio Antezana)
El rumbo (Viviana Saavedra)
Lo que nos queda Fernando Arze)
99 secretos (Álvaro Manzano)
El perro en el año del perro (Alejandro Suárez)
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