El visitante, cuarto largometraje del director cochabambino Martín Boulocq, se estrena en Bolivia hoy jueves 2 de febrero. El film nos presenta a Humberto, un cantante de velorios que acaba de salir de la cárcel. Su mayor deseo es recuperar el vínculo con su hija y ofrecerle una vida digna. Pero los abuelos de la niña, pastores evangélicos influyentes, no están dispuestos a ceder fácilmente la custodia de su única nieta.
Conversamos con el realizador acerca del film, su relación con sus películas anteriores, la experiencia de hacer cine en Bolivia y el paso de El visitante por festivales internacionales.

Mary Carmen Molina (MCM): Leí en algunas entrevistas que la primera vez que escuchaste cantar a Enrique Araoz, el actor principal de El visitante, te conmovió mucho y tuviste la primera idea para hacer un personaje para él y una película. En el film, el personaje es cantante de ópera y la voz es un elemento central para crear la atmosfera de la historia. ¿Qué fue lo que te conmovió en ese primer encuentro con Enrique y cómo esa sensación guio la escritura de la película?
Martín Boulocq (MB): Pienso que fue la manera en que usó su voz y su expresion corporal para transmitir emoción. Para darle forma a aquello, pensé en las posibilidades del uso de la voz. La voz como instrumento, musical, religioso, político, del espectáculo, etc. También me surgió la inquietud de cómo podría tomar el canto lírico, que suele estar asociado a cierto elitismo, y transplantarlo al mundo popular y sus rituales.
MCM: El visitante plantea un acercamiento a la fe religiosa y a cómo funcionan las iglesias evangélicas en Bolivia, particularmente en Cochabamba. ¿Por qué te parece importante hablar de esto en una película hoy en día?
MB: Es un fenómeno que tiene ya algunas décadas en Latinoamérica, pero en los últimos años ha crecido exponencialmente. No me interesaba tanto abordar la parte espiritual, es decir, las preguntas sobre la existencia o no de Dios, por ejemplo, pero sí el aspecto del poder y la economía, de cómo se dan las relaciones de dominación y sometimiento. No digo que todas las iglesias sean esto pero me parece que el evangelismo anglosajón es en su raíz agresivo y supremasista, y este aspecto me parece peligroso. También es cierto que esas iglesias vienen a llenar un vacío que hay en la sociedad, así es que finalmente cumplen una función social, que tiene que ver con el consuelo ante dolor, la contención, la guía de valores, etc.
MCM: Una preocupación que articula tus películas es la familia, vista a través de un personaje que siempre está en un espacio liminal, en la frontera entre la pertenencia y el exilio o la soledad. ¿Qué piensas sobre esto, haciendo una mirada retrospectiva a tu cine y/o pensando concretamente en El visitante?
MB: Efectivamente, mis personajes principales son siempre peces fuera del agua. ¿Por qué elijo esos personajes? No lo sé. Pero sí te puedo decir que desde ese lugar me resulta muy efectivo cuestionar cierto tipo de relaciones que considero necesario reevaluar como sociedad.
MCM: Además del componente sonoro en la voz del personaje central, principalmente, creo que la configuración de atmósferas dramáticas, o histriónicas, contribuye mucho a matizar la historia. ¿Puedes comentarnos sobre el trabajo de fotografía y arte?
MB: Partimos de la idea de construir un universo visual muy particular en el que nuestro personaje debía moverse. Con Andrea Camponovo, que hizo la dirección de arte, y Germán Nocella, que hizo la fotografía, creamos una paleta de colores inspirados en algunos rituales populares y el paisaje local. También tomamos elementos de la pintura religiosa, sobre todo el simbolismo de los colores.
MCM: El rodaje de El visitante fue interrumpido por la crisis social y política de Bolivia a fines de 2019. A más de tres años de estos sucesos y con tu película ya finalizada, ¿qué piensas acerca de esa “casualidad” de filmar en buenas condiciones, como dijiste en algunas entrevistas, pero en medio de un país en pleno quiebre?
MB: Viendo hacia atrás, todas mis películas han sido rodajes difíciles, marcados por conflictos sociales o por escasez de recursos. Filmar tiene que ver con eso, con lidiar con la realidad, con cosas vivas, con el clima, con personas, con una serie de factores que no puedes controlar. Con el tiempo te vas acostumbrando a que es parte de hacer cine, al menos en Bolivia, y mejor asumirlo. Sin embargo, lo del 2019 en las calles, para mí, ha sido una experiencia muy dolorosa que no se compara con ninguna otra. El grado de racismo que he presenciado parecía salido de una pesadilla.

MCM: Al ver El visitante y recordar tus anteriores películas confirmé una sensación que tuve con Eugenia. Aunque hay ciertas preocupaciones que enlazan las diferentes piezas de tu obra, me parece que cada película es muy distinta de la otra. Por ejemplo, en la puesta en escena, en el tono del relato. Cuando comienzas a pensar en una película, ¿buscas ubicarte en un lugar de partida siempre nuevo, o con nuevas herramientas, que no tengan nada o mucho que ver con tus anteriores trabajos?
MB: Aunque es cierto que en cada película me planteo un reto distinto, algunas diferencias pueden ser aparentes. Desde Los Viejos, mi segunda película, me parece que hay cierta continuidad en la puesta en escena y en la busqueda de un lenguaje. Por ejemplo, economía de planos en la escena, temporalidad dilatada al interior del plano, narratividad fuera de campo, relevancia en la composición y sus capas, actuaciones y diálogos naturalistas, cámara fija, generalmente, o movimientos lentos intencionados, restricción en el uso de lentes, etc. Pero sí es cierto que cada historia pide un tono y un rítmo específicos. Donde sí veo diferencias entre unas y otras es en el uso de la luz y la paleta de colores, que para mí deben estar ligados a la historia, a la interioridad de los personajes y a la emocionalidad de cada escena.
MCM: La película estuvo en varios festivales internacionales de cine desde el año pasado. ¿Con qué experiencias, aprendizajes, recuerdos del encuentro con el público internacional y tu participación en este tipo de plataformas te quedas?
MB: En Moscú se me acercó un muchacho después de la proyección y me dijo: “gracias por tu película, acabo de entender algo que me está sucediendo en mi vida y tu película me ha ayudado a tomar una decisión”. No tengo la menor idea de qué puede haber sido aquello que le generó ese sentimiento o decisión, pero el cine y el arte tienen eso, la posibilidad, aunque sea mínima, de afectar a las personas y cambiar algo.
MCM: ¿Qué expectativas tienes con el estreno de la película en Bolivia? ¿Con qué elementos del film, o de su historia, crees que el público local pueda conectar más?
MB: Me parece que la relación entre un padre y su hija adolescente puede crear identificación, pero también la idea de un personaje que busca una segunda oportunidad para hacer las cosas mejor.

Sinopsis
Después de salir de la prisión, Humberto se gana la vida modestamente cantando en velorios. Su mayor deseo es reconstruir su relación con su hija y brindarle una vida digna, pero los abuelos de la niña, pastores evangélicos influyentes, no están dispuestos a ceder la custodia de su única nieta. Acorralado financiera e ideológicamente, Humberto se ve obligado a enfrentarse a sus propios demonios mientras lucha simultáneamente contra una poderosa institución eclesiástica a la que alguna vez perteneció. Ambientada en la ciudad de Cochabamba, El Visitante es una sombría meditación sobre las clases sociales, las relaciones familiares y el creciente poder del evangelismo en América Latina, reflexionando sobre los persistentes legados del colonialismo en la región y las nuevas formas de dependencia ideológica que guían a nuestras sociedades.
Créditos
Dirección: Martín Boulocq
Guion: Martín Boulocq, Rodrigo Hasbún
Producción: Andrea Camponovo, Álvaro Olmos, Hernán Musaluppi, Santiago López, Diego Robino
Dirección de fotografía: Germán Nocella
Dirección de arte: Andrea Camponovo
Sonido: Federico Moreira
Edición: Irene Cajías, Martín Boulocq
Post producción de imagen: Coulor
Post producción de sonido: La Mayor
Con el apoyo de: Programa de Intervenciones Urbanas, INCAU, ADECINE
Elenco principal: Enrique Aráoz, César Troncoso, Mirella Pascual, Svet Aylin Mena, Romel Vargas, Teresa Gutiérrez.
Países: Bolivia, Uruguay
Duración: 86 minutos
Premios
Mejor Guion – Tribeca Film Festival, Nueva York, Estados Unidos
Mejor Película – Antalya Film Festival, Turquía
Mejor Guion – Festival Internacional de Cine de Lima PUCP, Perú
Premio SICA APMA Tato Miller – Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Argentina

Crítica sobre El visitante
El visitante sorprende porque se conduce por esos misteriosos caminos que, al amparo y desamparo del Señor, entretejen la luz y la sombra sin dejar cabida al triunfo de ninguna. La mirada de Boulocq hacia el fenómeno de las iglesias evangélicas teje una imagen que no deja por fuera las variables de clase, herida colonial y capitalismo en la Bolivia contemporánea (conflicto de 2019 de por medio), apostando por una perspectiva liminal y conflictuada con la que el mecanismo narrativo o conceptual de la redención resolutiva se pone en duda.
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