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Ciclo virtual #BoliviaRadical Elecciones: ¿principio o fin de la democracia? Entrevista con A. Fernández, realizador audiovisual

Alexandro Fernández habla sobre Alex Rouch y las elecciones, cortometraje de 2019 que forma parte del ciclo de cine boliviano Bolivia Radical, cuya primera edición virtual se celebra del 14 al 30 de julio.

Ciclo de cine #BoliviaRadical virtual

Del 14 al 30 de julio de 2020

Programación completa e inscripciones para visionados AQUÍ.

Visionado virtual de Alex Rouch y las elecciones en Bolivia (A. Fernández et al, 2019)

Viernes 24/07 [VISIONADO]
Apertura de visionado de Alex Rouch y las elecciones en Bolivia (A. Fernández et al, 2019), Las armas de casa (M. Cardozo, L. Borda, 2017), Guerratatayta mikhuyakapusqa (M. E. Solares, M. Díaz, 2015). Disponibles por 24 horas. Acceso a la película previa inscripción. Formulario de inscripción disponible desde el miércoles 8 de julio: https://forms.gle/LQiTM2q2jJfXQGDi6

Sábado 25/07 | 19:30 hrs. [CONVERSATORIO]
Conversatorio con las directoras Massiel Cardozo, Marisol Díaz y Alexandro Fernández. Transmisión en vivo por la página en Facebook del Festival de Cine Radical, sin inscripción previa necesaria.

Entrevista con el co-realizador de Alex Rouch y las elecciones, Alexandro Fernández

Imagen Docs: ¿Por qué homenajear a Jean Rouch con el registro de unas elecciones? ¿Qué te atrajo de este ritual en particular?

Alexandro Fernández: Primeramente, siempre resaltaré que el corto final fue una creación conjunta entre Mauricio Mendoza, Luis Garnica, Ricardo Trujillo, y mi persona, además de trabajo de Salvador Morales, quien nos colaboró en la post producción de sonido. Alex Rouch et les élections – Alex Rouch y las Elecciones fue el resultado nuestro trabajo en equipo y buena sincronía entre las entre ideas que surgían del mismo. Entre los factores que confluyeron para su realización cabe remarcar los siguientes puntos.

Como parte de nuestra formación, en ese entonces octubre del 2018, estábamos estudiando el trabajo de Jean Rouch, así como el de Robert J. Flagerty desde la antropología visual en la universidad. Rouch plantea otra mirada sobre la ficción en varias de sus obras, las historias que construye son participativas, puesto que los mismos actores son los co-guionistas de sus propias ficciones. El ejercicio de J. Rouch no intenta ser fiel a la realidad que tiene en frente, como un simple registro, sino trabaja desde esa realidad un documental de una ficción. A través de ese proceso de docu-ficción los resultados son igualmente fuertes y cargados de reflexión, según la intención del autor. El límite que plantea J. Rouch, el cual se difumina entre la ficción y la no ficción, es lo que nos interesó explorar, siendo la ficción el fondo, dígase la historia ficcionada que nos presenta el corto, y la realidad –o no ficción– la forma en que esta historia es presentada, dígase ese formato documental.

Si bien el docu-ficción es hoy en día un campo vasto, personalmente tenía en mente algunas referencias que quería emular en esa época, siendo las principales Yo, un negro[1] y la Pirámide Humana[2] de Jean Rouch, Sucedió Cerca de su Casa[3] de B. Poelvoorde, R. Belvaux y A. Bonzel, La Embajada[4] y La Jetée[5] de Chris Maker. Salvo La Jetée que se anuncia ficción, en todas estas obras uno puede cuestionarse la procedencia sobre lo que está viendo en todo momento, es decir podemos creer, o no, lo que la voz en off nos narra y darle veracidad a través de la imagen.

Yo había realizado el registro de dos procesos electorales en la universidad, tenía el material de archivo pero me rehusaba a que termine como otro documental institucional cualquiera. Cuando la idea de hacer un corto con reglas fue planteada, empleamos las siguientes premisas: usar imágenes de archivo únicamente, crear una historia nueva con dichas imágenes y construir una historia a través de un narrador observador, tomando un poco la forma de trabajo de Jean Rouch. Previamente yo tenía pensado que todo el corto esté en desenfoque, un gesto para resaltar la miopía del narrador y para centrar la atención en el relato más que en la imagen, pero después de una concertación del equipo, la propuesta fue rechazada porque cansaba al ojo del espectador. De todas maneras conservamos un poco de aquello en toda la introducción de la obra.

La intención fue reducir lo que pasaba a sus componentes más “elementales” y jugar desde la sátira y la comedia para hablar de aquel proceso electoral mintiendo sobre todo lo que se podía mentir en el proceso, pero guardando algunas distancias para que la mentira no sea descubierta. Proponer que un etnógrafo francés viene a Bolivia y se topa con una elección; plantear que él, desde su exterioridad y su distancia hace el documental en francés, de alguna forma le dio un argumento de autoridad totalmente artificial. Este personaje, una especie de Johan Sebastian Mastropiero[6] del cine, se da el lujo de tergiversar e interpretar a su antojo la realidad. El situar el evento con fecha y lugar precisos, y emplear otros códigos visuales y sonoros del cine documental, también fueron recursos que ayudaron a que la farsa sea creíble. De pronto se revelan personajes, que, si bien jugaron un rol real en el proceso electoral real, en el corto tienen otra identidad, y otra función tal como en Yo, un negro.

Nos pareció que homenajear a Rouch llamando a nuestro etnógrafo ficticio “Alex Rouch” fue lo más apropiado, un guiño para entendidos. Puedo afirmar que el corto fue un completo ejercicio de montaje, que busca evidenciar con una mirada crítica y cómica algunas prácticas y costumbres que tenemos como sociedad.

Desde mi perspectiva personal, creo que el pensar que el solo hecho de votar en las urnas arregla mágicamente todos los problemas de fondo es insuficiente. Si bien la democracia es una herramienta que nos permite solventar problemas complejos, nos hemos acostumbrado, como sociedad, a reducir nuestro campo de acción político individual, no partidario, a la emisión del voto por un partido, sin más involucramiento que este. Cuando la gente ve el corto, ríe pero también se cuestiona, y ese era nuestro objetivo.  

ID: ¿Cómo fue el registro de las elecciones universitarias? ¿Enfrentaste algún tipo de coerción?

AF: Como contexto, menciono que en septiembre del 2018 se organizaron las elecciones de Decanato de la Facultad de Humanidades de la UMSA en La Paz. El Programa de Cine y producción audiovisual, del cual actualmente formo parte, nace a inicios del mismo año mediante un convenio entre la mencionada facultad y la carrera de Ciencias de la Comunicación Social, perteneciente a otra facultad, la de Ciencias Sociales. Esta cualidad sui-generis nos otorgó, como programa, la potestad de votar en elecciones facultativas de Humanidades y en la carrera de Comunicación Social, figura poco común en la universidad. Por temas políticos y desconocimiento de las normas, hubo un intento de silenciamiento de nuestra mesa por parte del partido amarillo, y es importante saber que cine tuvo la tasa de participación más alta de todo el sufragio y estaba literalmente a favor de la reelección de la candidata que previamente impulsó la creación de nuestro programa, del partido verde. A mí me tocó ser jurado en la primera votación, así que vi muy de cerca el conflicto de intereses que ocasionó nuestra mesa en la elección. El problema era simple: si se excluía los resultados de la mesa de cine, la elección era ganada por el partido amarillo Avanza Humanidades. Al hacer el recuento de votos de nuestra mesa hubo un empate técnico entre ambos, lo que desató una segunda vuelta, que fue ganada por el partido verde que nosotros apoyábamos[7].

Existía el precedente de la desaparición de programas neonatos en la universidad por pugnas políticas y falta de financiamiento, como el caso del programa de música. Nosotros solo contábamos con una generación de estudiantes y nos vimos en una situación frágil y precaria: en un riesgo de desaparecer a futuro, lo cual, somos conscientes, fue usado políticamente para la victoria del partido verde Todos Unidos (TU). Pronto aprendimos que nuestro programa de cine no era la prioridad del partido amarillo Avanza Humanidades, y votamos por nuestra sobrevivencia. Al final, el curso que tomó esa elección fue fundamental para asegurar la continuidad de la gestión previa con respeto a nuestro programa. Hoy en día contamos con tres generaciones y estamos en una situación menos precaria, si me permito el comentario.

Fue a raíz de estos conflictos, del intento de atropello y discriminación del que todos los estudiantes del programa fuimos objeto, que me animé a grabar la primera elección con lo que tenía a la mano, el celular. De hecho las tomas del “partido rojo” del corto son parte de ese registro. Después me preste una cámara y me aventuré a grabar de manera más rigurosa la segunda elección.

Fue en esa segunda parte, donde unos cuantos estudiantes seguidores del partido amarillo me ficharon, llegué a recibir unas cuantas amenazas de parte de ellos. Alegaban que me iniciarían un proceso en la universidad por filmar a su candidata en la elección. Pronto entendí que sus amenazas eran vacías porque la elección es pública y el registro de eventos públicos está respaldado por los mismos estatutos de la UMSA. Así que solo aprendí a lidiar con algunas miradas que no querían que mi cámara las registre.        

Posteriormente, igual documenté la votación que se realizó en la carrera de comunicación social el 2019. Para aquel momento ya había adquirido una cámara propia. Solo puedo comentar que esa elección se desarrolló con normalidad y varios de los compañeros míos creyeron que estaba preparando una secuela del corto, lo cual no era mi intención pero no descarto que podría haber sido un proyecto interesante. Luego, ese mismo año registré las elecciones nacionales, esa es otra historia.

ID: ¿Filmaste las elecciones nacionales del 20 de octubre y los días posteriores en Bolivia? ¿Qué planes tienes con ese material? ¿Quieres trabajarlo con una voz omnipresente explicativa, evidenciar la presencia del etnógrafo, o qué estrategias adoptarás para mostrar y explicar lo ocurrido en esa crisis?

AF: Sí. Registré todo lo que humanamente fue posible desde el 10 de octubre, cuando se celebró el cabildo paceño previo a las elecciones, hasta el 21 de noviembre, día en el que se organizó una marcha fúnebre y pacífica desde la ciudad de El Alto hasta La Paz, con féretros en hombros, en señal de luto por los muertos de Senkata de esa semana. Luego de esa fecha no pude grabar más porque, como muchos saben, fui detenido arbitraria e injustamente aquel día. Posteriormente recuperé mi libertad, pero no mi cámara, una Lumix GH4, que junto con el registro de esa jornada siguen secuestrados, me entristece el no lograr recuperar ambos hasta el día de hoy.

Durante aproximadamente mes y medio salí con mi cámara a las calles, solo o acompañado de otros amigos, a preguntarle a la gente por qué motivo se encontraban manifestando. A inicios de noviembre empecé a preguntar a los manifestantes “¿Qué Bolivia quieres construir?”. Muchas de las respuestas rayaban en una constante: “Una Bolivia para mí”, que de alguna manera excluye al Otro.

Sobre el registro, tengo material interesante y muy rico que requiere ser analizado y digerido. Si bien tenemos planes de trabajarlo con el fin de realizar un documental con algunos compañeros del programa, en lo personal creo que el abordaje debe ser distinto.

La tentación de usar el recurso de “Alex Rouch”, esa voz omnipresente explicativa del que mira desde una exterioridad y expone con sátira crítica problemas sociales probablemente no sea la adecuada, no para sostener de manera eficaz un formato de largometraje, pero tal vez se pueda emplear como una introducción del mismo. Aún es muy precoz dar una respuesta. De todas maneras esa será una decisión que se tomará en equipo en su momento; sin embargo, por el contenido del material, tal vez será prudente optar por explicitar nuestras miradas críticas, apartidistas y personales con un formato documental de carácter testimonial, sin tanta intervención de la voz en off.

Quiero que esa futura obra haga pensar al público que la ve, que interpele al espectador sobre su rol en nuestra sociedad, y que nos cuestione sobre como vemos al Otro desde la alteridad, entre otros temas. Esto evitando a toda costa el convertirla en panfleto político.    

Ahora, con más distancia, puedo decir que el registro de las elecciones nacionales fue mil veces más complejo que el de las universitarias, pues no solo se trataba de grabar la votación y los resultados, sino registrar testimonios, cánticos, manifestaciones espontáneas, represión policial, gas lacrimógeno, lágrimas y odio de muchos sectores de la población. En resumen, presencié muchas emociones fuertes, que no parecían parar durante ese periodo de pugna social. Siento que la distancia me va a dar la perspectiva para poder trabajar esto de manera eficaz.

ID: Evidentemente hubo cambios en la sociedad boliviana desde que realizaron y estrenaron Alex Rouch y las elecciones. Sin embargo, la pregunta que te haces goza de toda actualidad, ¿las elecciones son el fin o principio de la democracia?

AF: A mi juicio, si bien las elecciones democráticas son una de las principales herramientas que empleamos en sociedad para elegir gobernantes y nos ha brindado muchas transiciones pacíficas desde la recuperación de la democracia en 1982, también ha demostrado ser un arma de doble filo en más de una ocasión.

Es nuestra tarea, como sociedad, ampliar nuestro abanico de acción política, tanto a nivel individual como colectivo e institucional, y dejar de creer que únicamente con unas elecciones se resolverán definitivamente los desafíos sociales, medio ambientales, de inclusión, sanitarios, educativos y políticos que atravesamos como sociedad boliviana. 

Estoy consciente de que plantear preguntas abiertas sobre la democracia puede ser polémico, sobre todo si estas son retóricas. La pregunta que postulamos en el corto es una llamada a la reflexión. No se trata de descalificar el proceso democrático, sino de repensarlo, en búsqueda de expandir nuestra aprehensión sobre La Democracia como individuos, para que esta no florezca y desfallezca únicamente en una elección.

Finalmente, no pretendo dar una respuesta cerrada, puesto que sigo intentado responderme a estas interrogantes. Me siento feliz de compartir estas reflexiones. 




[1] Moi un noir, 1958, Jean Rouch, Francia

[2] La pyramide humaine, 1961, Jean Rouch, Francia

[3] C’est arrivé près de chez vous, 1992, Benoît Poelvoorde, Rémy Belvaux, André Bonzel. Francia y Bélgica

[4] L’ambassade, 1973, Chris Maker, Francia – Chile (?)

[5] La jetée, 1962, Chris Maker, Francia

[6] Personaje ficticio y transversal de la obra del conjunto de comedia argentino Les Luthiers.

[7] https://www.youtube.com/watch?v=qKxt8xJh9Qc Una Realización de mi autoría donde se elabora más sobre este hecho electoral.

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