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Imágenes, espionaje y montaje: Mauro Andrizzi conversa sobre Cairo Affaire | #Radical2019

Adrián Nieve conversa con Mauro Andrizzi (Argentina) sobre su última película, Cairo Affaire (2019), estrenada en Rotterdam (IFFR). Se exhibirá en el VI Festival de Cine Radical en La Paz y El Alto, Bolivia.

Adrián Nieve (AN): Lo que vemos en tu película, parafraseando a Freddy Mercury, ¿es la vida real o es solo fantasía?

Mauro Andrizzi (MA): Es un poco de las dos cosas. Siempre juego un poco con lo real, lo uso de base para crear ficción. Pero siempre es más ficción que realidad. Aunque como «lo real» tiene siempre un potencial de fantasía notable, es como la serpiente que se muerde la cola: no se sabe dónde ni cuándo terminan los dominios de lo real y comienzan los de la ficción, y viceversa. No solamente los locos; creo que ya todos estamos al tanto que realidad y fantasía son un poco la misma cosa.

AN: En tus palabras, ¿qué es lo que hace al mundo del espionaje tan atractivo?

MA: La intriga, el suspenso, la seducción de lo internacional, la adrenalina de estar cumpliendo una misión en territorio extranjero, el ideal de justicia y heroísmo, el secretismo. Son sentimientos y sensaciones con las que todos nos podemos identificar fácilmente. ¿Quién en algún momento de su vida no hubiera querido ser James Bond, o Jason Bourne?. ¿Quién en su momento no eligió bandos de uno lado y del otro de la cortina de hierro en las películas de la guerra fría entre la CIA y la KGB?. Además de la fantasía del voyeur, de tener información que otros no tienen, de ser uno una persona interesante y llena de secretos. Aunque en realidad, cuando investigas un poco, te das cuenta que nunca es así, siempre es un mundo sucio, lleno de traiciones, y donde por lo general se suele terminar mal. Además de estar insólitamente mal pago. Por ejemplo, en Cairo Affaire, (spoiler!) una historia cuenta que la cabeza de un super terrorista, en una operación que además implicaba una traición a la amistad, estaba tasada solamente en 200 mil dólares. Es mucho dinero, claro. Pero en la fantasía del espionaje uno pensaría en millones.

AN: Y dentro de ese mundo, ¿tuviste alguna inspiración a la hora de hacer este filme?

MA: Más que nada historias del espionaje local de Argentina, que suele ser de lo más bizarro. Espías que filman a amantes de políticos para sacarles dinero, y cosas de ese estilo. Me interesa mostrar también que los espías son empleados públicos en muchos casos, parte de la burocracia, totalmente alejados de Jason Bourne y James Bond. Son gordos de escritorio a los que los mandan a espiar, y ahora también a hackear teléfonos y cuentas de mails y redes sociales. También me inspiran las novelas de Tom Clancy, Le Carré, Fleming. Las películas de espías de Hitchcock, Michael Powell y todas las de CIA vs KGB. Soy fan de esas. Una vez llamé por teléfono de la Escuela Nacional de Inteligencia en Argentina, que estaba publicado por error en la página de Wikipedia del servicio secreto local. Me atendieron con un lacónico «Base 24, ¿quién habla?». Les pregunté cómo era el ingreso a la Escuela, y me preguntaron de dónde había sacado el teléfono, aclarándome sorprendidos que esa no era información pública, etc. Al otro día corrigieron el artículo de Wikipedia.


AN: ¿Qué fue lo cinematograficamente atractivo de Oriente Medio como para hacerlo escenario de todas estas historias?

MA: La situación política de Oriente Medio me interesa mucho, la sigo día a día a través de diversas fuentes y también de amigos que fui haciendo con los años que viven en algunos países de allá. Llegué a estudiar un poco de árabe cuando hice mi primera película, Iraqi Short Films. Iraqi SF muestra la invasión de 2003 de EEUU a Irak con videos caseros de soldados americanos, ingleses y los guerrilleros y jihadistas que resistían la invasión.Y cinematográficamente encuentro atractivo Oriente Medio por la extrañeza y exotismo que genera para el resto del mundo. Exotismo cultural, idiomático, político. Además de desarrollarse Cairo Affaire en ciudades propias de la ficción que pintan los medios de comunicación sobre Oriente Medio. Teherán, que para la prensa occidental es una especie de Marte o Júpiter. El Cairo, sede de infinitas películas e historias de espionaje a los largo del siglo XX. Sanaá, la capital de Yemen, ciudad llena de relíquias que quedó en medio de una guerra más inhumana que otras guerras, al ser este uno de los países más pobres y hambreados del mundo. Me interesa contar Medio Oriente y sus complejidades políticas, primero en Iraqi Short Films, y ahora en Cairo Affaire, para intentar echar un poco de luz sobre lo que pasa allá. Que no deja de ser el punto de vista de un sudamericano sobre un territorio lejano, cosa que me ha generado alguna que otra discusión visitando países de aquella zona.

AN: ¿Qué podrías contarnos del proceso de montaje y edición en esta película?

MA: Fue un proceso largo, revisando mucho material de archivo propio de viajes, y también de footage de Yemen en webs que ya no existen porque la guerra se las llevó, fueron hackeadas o que al no tener mantenimiento colapsan. Como por ejemplo pasó con la web de la TV pública. Respecto de los clips que yo filmé, que son las imágenes de Teherán y Cairo, es material que filmo cada vez que viajo a un festival. Sea donde fuere que me inviten, siempre filmo: con cámaras buenas, malas, con teléfonos o con un zapato. Tengo todo catalogado por ciudad visitada. En algún momento haré un travelogue con eso. Pero bueno, para Cairo Affaire usé buena parte del material de un viaje a Irán en 2008 y otro a Egipto en 2016. Primero escribí las historias, los cuentos. Pero luego de ver con qué material visual contaba. Así que escribía, miraba videos, re-escribía, y así. Y si encontraba algo destacable en algún clip, algún potencial personaje, lo incluía en el texto escrito. Respecto de las imágenes de Cairo, las filmé pensando (spoiler!) en la historia de los tiburones. Ya sabía en ese momento que quería contar esa anécdota. Así que con ese cuento fue todo pensado previamente, y en consecuencia, fue más sencillo de ordenar. Y con lo de Yemen, miré y descargué horas y horas de imágenes de un ftp que me pasaron de la tv pública yemení. Imágenes de la ciudad en diferentes épocas históricas, filmadas en video ochentoso, en fílmico, en actual HD. Y un paso fundamental en la edición fue decidir la duración final. Originalmente Cairo Affaire duraba el doble, ya que eran seis historias en vez de tres. Pero se me hacía muy largo. Aprendí que las películas deben tener la duración justa, y no sumar minutos por que sí. La síntesis favorece la buena recepción por parte de la audiencia. Creo haber acertado, ya que Cairo Affaire viene gustando unánimemente desde su estreno en Rotterdam en Enero. Esas tres historias que quedaron afuera, serán parte de Cairo Affaire 2, que verá la luz el año próximo.

AN: En ese tema, todas esas imágenes de archivo, ¿hubo algo peculiar al buscar entre tanto footage archivado?

MA: No, porque el material propio de Cairo y Teherán ya lo tenía muy visto, muy repasado, muy presente. Sí las imágenes de Yemen me generaron una sensación triste y melancólica al ver Sanaa entera, con su gente feliz en los mercados, paseando. Niños jugando donde ahora solo hay muerte, ruinas y desolación. Ver el pasado de hace 50 años y también el reciente, donde todavía la barbarie no lo había invadido todo. Esa función de documento contra el paso del tiempo que tiene el cine es claramente mi favorita, por encima del exotismo, el entretenimiento y la satisfacción intelectual.

AN: Y, por último, ¿qué proyecto tienes en mente ahora?

MA: Bueno, estoy con tres cosas. Acabo de filmar en New York una película muy indie que estoy empezando a editar dentro de unos días.En Diciembre empezaría a revisar el material que quedó de Cairo Affaire para hacer Cairo Affaire 2. Y en paralelo, cuando la vida laboral y familiar me da un respiro, estoy escribiendo una ficción de espías para filmar acá en Buenos Aires.Veremos cómo les va a esos lindos proyectos.

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