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#covid19 Educación: el patito feo de la academia

En mi experiencia reciente he percibido que la base de la educación en los sectores populares de la población no puede alejarse de un paternalismo convenenciero. Desconozco lo que suceda en otros ámbitos “acomodados” de la población.

El patito feo

Cuando escucho hablar a las personas sobre la educación secundaria inmediatamente tengo el presentimiento de que harán recuerdo de sí mismos para proyectarse en los muchachos de colegio. Como yo mismo lo hacía antes de trabajar como profesor. Más allá de los lugares comunes en que se suele caer desde esa mirada externa queda cierto estigma de sentirse como un patito feo (los papás, el profe y el estudiante). ¿Llegará el momento de la metamorfosis en un albo cisne?

De la academia

En rigor, se dice que el objeto de la educación, antes a distancia y hoy virtual, es la de concentrar el acto educativo, sus estrategias y sus técnicas en el estudiante. Se fomentaría así la autogestión y se llegaría idealmente a obtener un estudiante autodidacta. En mi experiencia reciente he percibido que la base de la educación en los sectores populares de la población no puede alejarse de un paternalismo convenenciero. Desconozco lo que suceda en otros ámbitos “acomodados” de la población.

Dentro del magisterio existe una atmósfera de mediocridad y atascamiento. Atribuida generalmente a la inamovilidad laboral dependiente del gobierno. En el otro extremo no puedo evitar pensar en ese capítulo de Los Simpsons cuando el profe virtual hace una pregunta y “el pelirrojo de Chicago” responde “Pepsi”, seguidamente el maestro le otorga créditos. Vemos que la educación no puede liberarse de su dependencia de un ente regulador superior. Por lo tanto, el desarrollo educativo y la obtención de sus ideales recaen en los individuos a pesar del entorno.

Mamá pata

En días precedentes la Junta Nacional de Padres y Madres de Familia del Estado Plurinacional de Bolivia publicó su pronunciamiento que entre otras cosas le exige al ministerio de educación no hacerlos objeto de discriminación. El alegato de su exigencia antidiscriminatoria se basaría en la falta de coordinación para encarar la actual situación educativa. Vemos en ello una actitud de compromiso y trabajo encomiable. Sin embargo al continuar la lectura de dicho documento no encuentro propuestas de acción real que involucren su participación activa. Pero eso sí, es ineludible la exigencia de que en el caso de la progresiva implementación de las clases virtuales se deba hacer la dotación de internet gratuito y dispositivos de trabajo como ser teléfonos inteligentes, tabletas y otros para cada estudiante del subsistema regular. Tampoco descartarían la posibilidad de la clausura del año lectivo con promoción automática al grado inmediato superior. En el caso de existir las medidas de bioseguridad para el retorno a las clases presenciales serían, según su pronunciamiento, para el mes de septiembre. Al mismo tiempo encuentro una actitud, por llamarlo de algún modo, auto-discriminativa. Porque se confirmaría e incluso de daría soporte a la ventaja en que se encuentra la educación privada frente a la educación pública. Me explico: exigen el pago de las mensualidades de dichos colegios en un 50% y no del 100% porque las dos horas de clases virtuales no se equipararían cualitativa ni cuantitativamente a las horas de trabajo presencial por las que se paga en un colegio particular. Implícitamente, acreditarían el cumplimiento de los 200 días de trabajo del calendario escolar. ¿Qué sucede con los colegios fiscales y los días no trabajados? ¿Qué sucedería con la implementación de la educación virtual a la que se oponen sin la dotación de medios y recursos (ojo que tampoco hay reglamentación legal)? Quizá, eso de la promoción automática tenga sentido para que no exista ningún sentimiento de discriminación frente a compañeritos que suban de año.

Profes patitos

Particularmente me es difícil expresar, no sin algo de pudor, el estanco del tecnicismo en el modo de ser de algunos profesores. Este tecnicismo-estanco suele anular la creatividad y la iniciativa docente. Cualquier variante, cualquier empuje, cualquier disenso quedan nulos si no están bajo reglamento. Sospecho que una de las razones de este estanco creativo en la labor docente (y no me refiero a la insignificancia de usar disfraces o repetir retahílas en pleno bachillerato) se basa en el temor. Así por ejemplo, al iniciar cualquier actividad innovadora debe existir la aprobación de la representación de padres. Y, si en el caso de existir alguna reprobación en estas actividades fuera de lo habitual, el maestro debe estar suficientemente documentado con respaldos que justifiquen su asignación de notas. En un caso extremo de esta situación por quejas de padres o de un padre de familia (aún de forma anónima) se podría considerar como un antecedente de proceso administrativo. Cual fuere el proceder de un maestro es lógico que adquiera un modus vivendi que evite conflictos. En los platillos de esta balanza están la innovación con sus posibles complicaciones en contrapeso a la mediocridad pacífica. Dentro de esta misma lógica está el uso de las tecnologías para la educación virtual. En primer lugar la falta de conocimiento en la aplicación de tecnologías y uso de plataformas. De lo que no hablaré para no ser redundante ante todo lo que ya se ha dicho en otros lugares. El aspecto que me interesa apuntar sobre esto mismo es que la resistencia de un porcentaje del magisterio se basaría en el estanco tecnócrata del que hablé antes. Dicho con crudeza: un maestro no asignaría notas ni implementaría tecnologías sin la reglamentación legal que lo respalde ante posibles denuncias y conflictos.

Los patitos

Con la intención de graficar la actitud de algunos estudiantes y el modo en que encaran esta progresiva implementación de clases virtuales comparto una secuencia de cuatro capturas de pantalla en tiempo cronológico de un mismo chat en WhatsApp. Esta misma secuencia guiará la redacción de este segmento para lo cual designaré indistintamente como estudiante a los posibles jóvenes y señoritas participantes del mismo. Tampoco es relevante identificar los paralelos y grado a que pertenecen aunque estén muy cerca de acceder a la educación superior.

Este es un grupo de whatsapp que organizaron los mismos estudiantes para estar en contacto ante posibles eventualidades en el avance curricular. Lo administraban sus representantes de curso. Su actividad era irrelevante hasta mediados de abril en que les comuniqué la implementación progresiva de las clases virtuales. Las reacciones fueron variadas, algunas positivas y otras negativas. Entre las razones negativas se alegaba el aspecto económico. Otros alegaban estar en el campo. Estos alegatos los hicieron conocer en el chat. O sea, que estaban conectados a internet. Por lo que algunos argumentos caen de por sí. Me preocupa esa reacción tan enérgica e inmediatista sin ponerse a reflexionar en las posibles soluciones. Los más activos eran los más reacios. Por lo que se ve en la imagen precedente sospecho que entre los que realmente tienen problemas para conectarse hay otro porcentaje menor que simplemente no quiere hacerlo.

En la siguiente imagen vemos resonancias de un punto anterior. La amenaza de denuncia:

Como se puede ver en esta captura las discusiones se hicieron más largas entre los estudiantes con sus diferentes argumentos a favor como en contra. Por lo que decidí crear otro grupo al que podían unirse voluntariamente para ingresar a las clases virtuales. Encontrar las posibles soluciones para los compañeros que no puedan estar en línea. Planificar los plazos para los que no se encuentran en un área con señal. Lo propio para la asignación de notas cuando llegue el momento de hacerlo. Cerca del 85% de los estudiantes se unió al nuevo grupo que es con el que se coordina las clases virtuales por zoom primero y luego combinaremos con class room según sea conveniente.

Por lo expuesto hasta aquí vemos que la responsabilidad, la participación y aplicación de las diferentes plataformas dependen del individuo. Individuo que está  superando a la institución.

Esta última captura es la más interesante de todo el chat. Muestra la dinámica existente del estudiante, y en general de la población, que tiene nexos con el área rural. Implica el hecho del desplazamiento de la persona hacia ese territorio y el tipo de actividad que se realiza allí para luego interactuar nuevamente en el área urbana. Malamente se podría interpretar por la dialógica que opone en su visión romántica al campo y la ciudad. Descoloca a los defensores y enamorados de cualquiera de estas dos áreas. Pone en evidencia que el desarrollo educativo transversaliza el espacio. Y que el acceso a la tecnología casi implica la posibilidad de un mismo manejo. Que podemos acceder, al menos intermitentemente, a internet. Que el consumo de información se universaliza en la llamada nueva economía digital tanto en el consumo de contenidos educativos como en el consumo de chatarra informativa. Es en este punto que no puedo dejar de pensar en la falta de visión. En la falta de orientación de los adultos para con un estudiante que piensa que vale más cuidar ovejas que acceder a educación (no importa si es virtual o presencial). Estamos ante una oportunidad. Considero que la educación es una oportunidad y que este estudiante podría desarrollar su actividad en el área rural con sus ovejas para obtener un beneficio multiplicado si aprovecha su educación. Al final, creo que el romántico soy yo.

¿Educación? regular

Durante los años pasados el ministerio de educación habría ido desarrollando el evento EDUCAINNOVA dentro del cual se contemplaban la aplicación de recursos y tecnologías educativas. Es lamentable que estas prácticas educativas no hayan pasado de la iniciativa y experiencia casi aislada de algún profesor con un grupo reducido de control. En muchos de los casos la exposición de estas experiencias transformaba al profesor en un mero promotor de las empresas desarrolladoras de App´s. Hoy estamos convirtiendo la educación en el consumo de enlatados educativos de YouTube. Nunca hubo una plataforma creada por el gobierno. Nunca se planteó una política de cara a la nueva economía digital.  A pesar de la tendencia progresista de la ley 070 se evidencia que ésta ha quedado obsoleta al no tener en consideración la nueva era tecnológica y la posibilidad de la educación virtual. Las acciones de este gobierno tampoco han dado respuesta cabal a las inquietudes expuestas anteriormente en la triada padre-maestro-estudiante. Los esfuerzos de este ministerio apenas se están iniciando y no se puede anticipar los resultados de ninguna clase. A pesar de ello parecería que se está encarando esta transición en el simple hecho del cambio de herramienta. Si antes se usaba papel y lápiz, ahora se utilizan megas y celulares. En realidad no encuentro la transformación de la educación misma. Y sin embargo seguimos haciéndola como con los ojos vendados. Buena parte de los maestros y colegios, especialmente los particulares, encaran las clases virtuales por iniciativa y riesgo propio.

Para finalizar sólo puedo agradecer el apoyo de mi esposa y el asesoramiento de mi hija de 15 años para la implementación de mis clases virtuales. El camino de ahí en adelante sólo lo puedo recorrer con mis propios pasos. Y esto proporciona satisfacción a pesar de lo lamentable del contexto de la educación boliviana.

Rafael Velasquez Valeriano

Rafael Velasquez Valeriano

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