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Voces de libertad, de Raquel Romero (1989, 53’). “¿Qué las mujeres no entendemos de política? No es esta una cuestión de política: es una cuestión de vida o muerte”

Texto publicado en los Cuadernos de investigación MUJERES/CINE: Bolivia 1960-2020, proyecto de Imagen Docs y el Festival de Cine Radical, con el apoyo del Centro Cultural de España en La Paz.

Voces de libertad es un material audiovisual sobre el sindicalismo libertario femenino en Bolivia de principios del siglo XX. Reúne testimonios de algunas de sus dirigentes y miembros, a la vez que recrea algunos de sus episodios de lucha. Sus protagonistas son mujeres trabajadoras que conformaron el Sindicato de Culinarias y la Federación Obrera Femenina (FOF). El audiovisual se plantea, como señala uno de sus afiches promocionales, “el tema de la participación de la mujer en las luchas sociales a través del impacto de la actividad pública en la vida privada y la subversión de la cotidianidad”.

En este breve artículo señalo dos aspectos de este material que van de la mano. El primero: la forma audiovisual que se escoge para mostrar esta historia. El segundo:  la temática y mirada que propone la directora Raquel Romero.

Cuando me refiero a la forma audiovisual, en realidad quiero indicar que, por las características que lo componen, este video documental se presenta como un material pensado para una amplia difusión. Vale decir, está pensado para mostrar un suceso particular de la historia boliviana de forma más o menos pedagógica, siendo el contenido de la historia lo que prima y da el hilo conductor –a diferencia de otros materiales en los que, por ejemplo, lo que termina primando son las composiciones fotográficas. En este caso, la directora rescata varias influencias de narración vinculadas a la radionovela y al teatro popular, y resalta las enunciaciones de sus personajes recurriendo a actores que declaman y actúan antes o después de los testimonios narrados por las entrevistadas –de hecho, para la elaboración de este video se contó con la colaboración del teatro Arlequín. Las protagonistas y entrevistadas fueron Susana Rada, Petronila Infantes, José Clavijo, Lisandro Rodas y Alicia Infantes, todos dirigentes o activistas de los movimientos anarcosindicalistas. Son sus voces las que guían todo el video.

La temática que se aborda forma parte de una serie de investigaciones que se realizaron en la década de los ’80, en un contexto en el que surgieron replanteamientos acerca de cómo y qué se cuenta sobre la historia de diversos sectores dentro del país. Particularmente, varias estudiosas cuestionaron una historia escrita sobre presidentes y partidos políticos, para transitar a una historia ligada a las luchas sociales y políticas que no fueron dadas desde la acción reducida de algunos cuantos que formaron parte del Estado boliviano, sino desde otras esferas de sectores unidos por sus demandas a partir del trabajo u oficio que realizaron, y que marcaron la vida política local. Es en este contexto que se escribieron Polleras libertarias. Federación Obrera Femenina 1927-1965 (1989), de Ana Cecilia Wadsworth, Ineke Dibbits, Elizabeth Peredo y Ruth Volgger; Los artesanos libertarios y la ética de trabajo (1988), de Silvia Rivera y de Zulema Lehm; y Agitadoras de buen gusto. Historia del Sindicato de Culinarias (1935-1958) (1988), de Ana Cecilia Wadsworth y Ineke Dibbits.

En el proyecto para Voces de libertad, las principales investigadoras fueron Silvia Rivera, Zulema Lehm y Ximena Medinaceli, quienes trabajaron el guion. El mediometraje fue realizado como una co-producción del Taller de Historia Oral Andina (THOA) y del Centro de Información y Desarrollo de la Mujer en Bolivia (CIDEM), que impulsaron investigaciones basadas en la cotidianidad, con influencia de los estudios subalternos que proponían ver la historia desde sectores no dominantes de la sociedad, enfocándose en revisar la memoria desde no solo otras miradas sino otras fuentes históricas, como la tradición oral. 

La película dirigida por Raquel Romero comienza con una cita de Peta o Petronila Infantes, fundadora del Sindicato de Culinarias, afiliado a la Federación Obrera Femenina (1927): “¿Qué las mujeres no entendemos de política…? No es esta una cuestión de política: es una cuestión de vida o muerte”.

La primera imagen es la de una chola cosiendo en una máquina de pedal, a la luz de una vela que ilumina el cuadro mientras se va consumiendo. El tiempo pasa y la mujer se desvela para ganar algunos pesos. La siguiente imagen es de Susana Rada, activista del Sindicato Femenino de Oficios Varios, ya mayor en edad, junto a una máquina de coser. Comienza relatando cómo intentó varios trabajos, como el de lavandera, por el que no pagaban bien. Relata que en época de la Guerra del Chaco (1932-1935) trabajó sin parar.


Susana Rada, del Sindicato de Oficios Varios, en una secuencia de entrevista en Voces de libertad. Captura de pantalla. Gentileza de Raquel Romero.

Así, el video se configura articulando entrevistas realizadas a las protagonistas sindicalistas y puestas en escena de algunos episodios de sus vidas, con elementos de teatro y radio novela popular. En estas escenificaciones no interesa mucho la verosimilitud de la actuación, ya que se trata de escenas reconstruidas en base a los mismos testimonios y memorias de las protagonistas de los hechos. En una de las primeras escenas, la directora reconstruye algo que luego cuenta Susana Rada, cuando agentes de seguridad buscaron a su marido por comunista y ella respondió diciendo: “no es mi marido, es mi amante, viene cuando le da la gana”.

Las conversaciones sobre la difícil situación laboral e, incluso, la Guerra del Chaco toman lugar en los mercados, entre mujeres que se reúnen y conversan intercalando el castellano y el aymara. El mercado fue ese espacio donde estas mujeres se pasaban la voz sobre el bienestar de sus hijos, o sobre noticias acerca de la persecución que sufrieron varias autoridades de las federaciones obreras locales anarquistas durante y después de contienda bélica. Una escena central de la película toma lugar en el Congreso o Convención Femenina convocada en 1929 por mujeres vinculadas al poder político estatal de sus maridos y familias. Vemos a Rosa Rodríguez de Calderón, quien asiste en representación del Sindicato Femenino de Oficios Varios, resaltar los derechos de las cholas bolivianas y denunciar los atropellos de las autoridades, demandando mejores condiciones de educación para sus hijos; además, reclama la persecución de obreros por parte del gobierno de Siles. Sin embargo, el discurso de Rosa Rodríguez es interrumpido por las organizadoras del congreso y las mujeres trabajadoras retoman los encuentros de las Federaciones Obreras como única forma de organización posible. Esta escena no deja mucho a la imaginación porque establece claramente la distancia y separación de clase entre las demandas de mujeres vinculadas al poder político –como la esposa de Siles– y las demandas de las mujeres trabajadoras. Mientras que las privilegiadas demandaban por derechos de doble nacionalidad porque estaban casadas con extranjeros, las mujeres trabajadoras reclamaban mejores condiciones de educación para sus hijos y que se detenga la persecución del gobierno a sus compañeros de las Federaciones Obreras.

La película también muestra otra distancia: aquella que se da al interior de las mismas familias miembros de la Federación Obrera, a causa de conflictos entre parejas por la autonomía de las mujeres que acudían a los centros de reunión y de formación política.

De acuerdo a José Clavijo, las mujeres estaban tan enraizadas dentro de la organización que lideraban y alentaban el movimiento obrero anarquista cuestionando la Guerra del Chaco, hasta el momento en que Salamanca reprimió al movimiento y comenzó el conflicto, periodo en el que las estructuras sindicales fueron duramente golpeadas por el deceso de una significante parte de la población boliviana. Voces de libertad llega hasta este momento, dando cuenta de la represión por parte de las fuerzas estatales. Una imagen muestra a Susana Rada en la máquina de coser y a Petronila Infantes recogiendo flores.

La fortaleza de este documental recae en que, por un lado, registra los testimonios de varias activistas, y por otro, escenifica y recrea algunas luchas de la Federación Obrera Femenina y del Sindicato de Culinarias, recuperando una tradición de radionovela y de teatro popular; todo con una sólida base que combina las investigaciones realizadas y las herramientas audiovisuales. Es destacable el trabajo colectivo que realiza la directora con las investigadoras, ya que, según percibo, uno de los problemas al encarar sucesos históricos en el audiovisual de los últimos años es que se prescinde de la investigación, reproduciendo, en el mejor de los casos, narrativas que pueden tener incluso más de 50 años y, en el peor de los casos, miradas anacrónicas o con demasiados vacíos históricos.

Finalizo esta breve reseña con algunos datos que conciernen directamente al material dirigido Raquel Romero. Me refiero a las investigaciones de Huáscar Rodríguez (2007), en un texto que revisa los movimientos anarco sindicales durante la primera década del XX en Bolivia. Traigo a colación este trabajo porque, en el momento en que finaliza este documental, nos preguntamos: ¿Qué victorias tuvieron estos movimientos femeninos? ¿Qué pasó con estas federaciones femeninas?

Entre las victorias de la Federación Obrera Femenina y de la Federación Obrera Local podemos citar que lograron el reconocimiento del arte culinario como profesión, la creación de guarderías gratuitas para los niños de las trabajadoras, el derecho a descanso el domingo por la tarde, la igualdad entre hijos legítimos e hijos naturales, la destitución de autoridades municipales que abusaban de las vendedoras y las movilizaciones masivas que llegaban hasta las 5000 personas (Rodríguez, 2007). Además, las sindicalistas se opusieron a la prohibición del uso de tranvías por parte de mujeres cholas, argumentando que este era un transporte para trabajadoras.

La FOF desaparece poco después del Golpe de Estado de René Barrientos en 1964, aunque ya había estado en una larga agonía después de que la única estructura sindical que se impuso fue la Central Obrera Boliviana (COB). Fue desde el Estado y a través del partido de gobierno (Movimiento Nacionalista Revolucionario MNR) que, a partir de 1952, la potencia y el poder de la COB ganó la pulseta a las Federaciones Anarquistas que no estaban ligadas ni a un partido político ni al Estado, por su carácter libertario y anarquista. La COB adoptó una forma de organización jerárquica, masculina, patriarcal y clientelista (Ibid: 83), en la que ya no tuvieron cabida ni la misma importancia las federaciones femeninas.

Referencia bibliográfica

Rodríguez García, Huascar. 2007. “El anarcosindicalismo en el movimiento obrero boliviano (1912-1964)”. Revista Andina (Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas), núm. 45 (segundo semestre): 67-91. http://revistaandinacbc.com/wp-content/uploads/2016/ra45/ra-45-2007-03.pdf

Ficha técnica

Año: 1989.

País de producción: Bolivia.

Duración: 53 minutos.

Soporte: Video.

Color: Color.

Dirección general: Raquel Romero Zumarán.

Asistencia de dirección: Cecilia Quiroga.

Investigación: Silvia Rivera Cusicanqui, Zulema Lehm, Ximena Medinaceli.

Guion: Silvia Rivera C., Ximena Medinaceli.

Dirección de actores: Raquel Romero y Silvia Rivera C.

Cámaras: José Soto, Javier Bustillo.

Iluminación: Valentín Jiménez.

Asistencia de cámara: Gustavo y José Soto (h.)

Fotografía fija: Elizabeth Machicao.

Sonido de campo: Gustavo Cardozo.

Sonido de estudio: Gustavo Navarre, Estudio CANTVS,

Producción: Ximena Medinaceli, Marcela Castro, Elizabeth Machicao, Silvia Rivera C.

Maquillaje y peluquería: Leni Ballón, Lily Arce.

Edición: Carmen Guarachi.

Continuidad: Esperanza Pinto.

Composición y musicalización: María Eugenia Soux M.

Música utilizada: “Ay maldita burguesía”, recopilada por Osvaldo Bayer; “Maldita guerra”, con letra de Petronila Infantes; “Yaraví quechua”, de Adrian Patiño.

Coproducción: CIDEM y THOA. Con el apoyo económico de ICCO e IAF.

Testimonios: Susana Rada, Petronila Infantes, José Clavijo, Lisandro Rodas, Alicia P. Infantes.

Actores principales: Teodora Tapia (Susana Rada), Doris Mendoza (Petronila Infantes), Julia López (Rosa Calderón), Blanca Camacho (María), Teresa Paco (Tomasa Chávez), Ramiro Ramírez (José Clavijo), Proudhon Pérez (Gregorio Pérez), Elías Ticona (Juan), Humberto Mamani (profesor), Juan Altamirano (Luis Cusicanqui), Cecilia Taborga (Ma. Luisa Sánchez Bustamente), Beatriz Rossells (presidenta Convención), Pilar Mendieta (disertante 1), Aurora Lazarte (sra. Montes), Florencia Lazo (sra. Guillén), Susana Aramayo (srta. Guerrero), Orieta Fiorilo (Ma. Luisa S. de Siles), V. Hugo Ricaldi (agente), Gustavo Cardozo (oficial). Adolfo Cáceres, Tomás Cáceres, Blanca Doris Díaz, Leonardo Alencar, Canela Palacios (niños).

Colaboradores: Sindicato Central de Constructores, Unión Femenina de Floristas, Centro de Madres 27 de mayo, C. Receptoras de Alimentos Donados. Miembros del CIDEM y del THOA. Estudiantes de comunicación – UMSA. Egresados de Sociología – UMSA. Miembros Carrera de Historia – UMSA. Ricardo Calla, Edith Negrón, Jefte Urzagasti, Rolando Saravia, Leonardo Guzmán, Iván Nogales.

Sinopsis

Un docu-ficción de 53 minutos sobre el sindicalismo libertario femenino en Bolivia. Plantea el tema de la participación de la mujer en las luchas sociales a través del impacto de la actividad pública en la vida y la subversión de la cotidianidad.

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