La puesta en imagen del diario descubierto en 2010 del escritor uruguayo José Pedro Díaz (1921-2006) cuyo hallazgo fue acompañado de fotografías y rollos de película de 8mm y 16mm revelan la sensibilidad de un joven de 29 años que partió a Europa, a Paris, replicando el “viaje del artista”, cuyas promesas y deseos de novedad se disuelven en los restos de lo que fuera Paris, sobre esas ruinas y espectros como sugiere el escritor, fotógrafo y filmador. Ese fue un viaje tardío, la postguerra lo había transformado todo.
El filmador, documental de Aldo Garay, reflexiona sobre el tiempo desde tres vectores: el presente, donde el hijo de la pareja del novelista Pedro Díaz y la poeta Amalia Berenguer reflexiona sobre ellos desde el hallazgo de los diarios, fotografías y películas; la temporalidad del material tanto cinematográfico como escritural, ambos ensamblados en el montaje donde dialogan imágenes con textos del diario; y una temporalidad en fuga, donde asistimos al proceso de escaneado de los rollos, al proceso de recuperación de las películas de José Pedro Díaz.
El tiempo como objeto tanto del cine como de las reflexiones del personaje y el director permiten asistir a su puesta en imagen, ya sea desde la idea del viaje de Díaz, su estadía en Paris y su tránsito por España, con su esposa, la futura poeta Berenguer, donde visitan la casa de Antonio Machado y piensa en el exilio, el desarraigo y la derrota, sobre la sospecha y si “es posible mirar?”. O sus apreciaciones sobre el Paris de la postguerra donde descubre que su viaje es tardío y sus impresiones sobre las ruinas (no simplemente materiales) de algo que ya fue. El tiempo y la mirada, y el archivo y la mirada, son dos pulsiones que acompañan al metraje, desde las apreciaciones en off de Álvaro Díaz Berenguer (hijo de Pedro y Amanda) que problematiza sobre la mirada de sus padres, sueños y recuerdos que modifican el sentido de las imágenes, vamos descubriendo a un filmador/novelista que se pregunta en su diario si tiene sentido filmar y escribir, es decir, generar un archivo. La presencia de Alfredo Alzugarat, investigador de la Biblioteca Nacional de Uruguay, conjuntamente la voz Alvaro Díaz coadyuvara en la construcción narrativa de la pieza pues piensa el archivo de la mirada del escritor uruguayo y las formas en que este material muta a archivo, qué susurros y restos le habitan, qué esconden y que permiten ver?. Son las dos presencias potentes que facilitan el tránsito entre las temporalidades planteadas en la película.
El filmador, que podría adscribirse en el cine de archivo y cine sobre el archivo ofrece de manera nítida la potencia de las imágenes del pasado en dialogo con el presente, las relaciones entre imágenes con los textos emanados de un archivo, como es el diario, además de la capacidad de las imágenes para transformar significados presuntamente clausurados sobre los personajes y acontecimientos.
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