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Algo Quema: claroscuros del abuelo y el dictador

Algo Quema nos permite ser espectadores, casi voyeurs, del proceso o intento de reconciliación que asume una familia ante las imágenes dicotómicas del padre ejemplar y abuelo cariñoso con el conspirador capaz de planificar un magnicidio, el asesinato de su socio (cosa sugerida en el filme).

#BoliviaRadical virtual | Ciclo de cine boliviano

SESIÓN 7: Algo Quema (M. Ovando, 2018)

Lunes 27/07 [VISIONADO]
Apertura de visionado, disponible por 24 horas. Acceso a la película previa inscripción. Formulario de inscripción: https://forms.gle/b4nD5DgHg11MioTg8
Martes 28/07 | 19:30 hrs. [CONVERSATORIO]Con el director Mauricio Ovando. Transmisión en vivo por la página en Facebook del Festival de Cine Radical, sin inscripción previa necesaria.


Toda familia tiene sus demonios. Los latinoamericanos lo sabemos porque nuestra tradición ficcional procede de ellos. Ya lo vimos en la obra de Gabriel García Márquez, nutrida por las historias y los fantasmas familiares que eran transmitidos de manera oral por sus abuelos –como en todas las mitologías familiares. Por lo mismo García Márquez nunca negó su cercanía con los relatos de William Faulkner, que también construyó una obra centrada en las maldiciones genéticas de familias perdidas en el vasto sur estadounidense. Las ficciones de García Márquez nos resultan tan cercanas a pesar de su exagerada dosis mágica justamente por la clave familiar. Porque todos tenemos un patriarca que condenó a nuestra estirpe a la soledad o a los amores contrariados. Las historias de Faulkner nos resultan tan cercanas a pesar de la distancia física, cultural y espiritual del sur gringo, porque todos podemos encontrar con cierta facilidad ramas con ciertos enredos extraños en nuestro albor genealógico.

¿Pero qué pasa si los fantasmas de una familia acaban siendo, de alguna manera, los fantasmas de todo un país? Mauricio Ovando propone esta encrucijada en su documental Algo Quema, en el que a través de imágenes de archivos históricos y familiares reconstruye, con sus claroscuros, el perfil de un hombre que jugó un rol importante en el imaginario boliviano de la segunda mitad del siglo XX: su abuelo, el general Alfredo Ovando Candia.

En Algo quema observamos cómo la historia de este patriarca sintetiza, de alguna manera, la búsqueda de la bolivianidad en el siglo XX: hijo de emigrantes españoles, nacido en Cobija antes de que Pando exista como departamento, combatiente en la Guerra del Chaco, a la que acudió a los 15 años formando parte de la histórica promoción Tres Pasos al Frente, encargado de la reestructuración del ejército tras la Revolución Nacional de 1952. Derrocó, junto a René Barrientos, al presidente Víctor Paz Estenssoro. Fue copresidente, una figura sui generis, junto a Barrientos, y dictador después de la extraña muerte de este en un accidente. Como presidente nacionalizó el petróleo y expropió a la empresa estadounidense Gulf Oil. Estos hitos, que definieron el rumbo de todo un país, son revisados en Algo Quema, pero vistos desde una mirada lejana a la historiografía.

Los sucesos de la historia patria encarnada en Ovando Candia son, más bien, una especie de sombra en la proyección que Mauricio Ovando quiere realizar. Y eso es visible en los juegos de luz/oscuridad e imagen/reflejo a los que se recurre constantemente. Finalmente, no es a Ovando Candia, el expresidente, a quién vemos, sino al abuelo Alfredo, al hombre de familia. Y a través de ello nos enteramos, más bien, de su actividad política. Archivos familiares de la cámara que el general compró y con la que registraba las actividades recreativas de su familia. Entrevistas a familiares cercanos, desde la intimidad del vínculo sanguíneo del mismo director: la abuela, los hijos, los nietos hablando del patriarca con alguien a quien no pueden engañar porque forma parte de ese núcleo, pero que tampoco busca edulcorar la figura de un hombre también violento.

Algo Quema nos permite ser espectadores, casi voyeurs, del proceso o intento de reconciliación que asume una familia ante las imágenes dicotómicas del padre ejemplar y abuelo cariñoso con el conspirador capaz de planificar un magnicidio, el asesinato de su socio (cosa sugerida en el filme). Esta es la urgencia que quema y por la que Mauricio Ovando presenta este artilugio: poder entender que ambas facetas pueden pertenecer al mismo hombre. Entender que, aunque papá Alfredo y el general Ovando son la misma persona, una cosa es la historia familiar y otra la historia del país.

Con planos lentos y recursos poco convencionales en las entrevistas familiares, los espectadores, que tenemos en la memoria nacional la conciencia de quién fue el general Ovando Candia, conocemos también al abuelo Alfredo y de alguna manera nos contagiamos de la inquietud propuesta por el director. Conocemos las historias sin filtros de una familia que no está ante un intruso y que está cargada de sensibilidades que también son exploradas en los destinos artísticos de muchos de sus miembros.

Algo Quema, como documental que se centra en una figura de gran importancia para un país, se aleja de la narración histórica convencional y como un relato sobre el miembro querido de una familia, se aleja de la idealización natural. Esta película, de alguna manera, nos invita a ver, también objetivamente, los claroscuros de nuestras historias particulares.

Luis Carlos Sanabria

Luis Carlos Sanabria

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