El presente artículo es resultado de los procesos de trabajo de la investigación/acción MUJERES/CINE: Bolivia 1966-2020, proyecto desarrollado por Imagen Docs, el Centro Cultural de España en La Paz y el Festival de Cine Radical.
Basado en una historia real
Julia Vargas Weise nació en 1942 en La Paz. De niña, junto a su familia, vivió en la Mina Chojlla, ubicada en la región de Los Yungas de La Paz, donde trabajaba su padre, el ingeniero húngaro Juan Varga. La familia vivió en la ciudad de La Paz un tiempo, para luego mudarse a Cochabamba cuando Julia estaba a la mitad de su formación primaria. Allí Julia terminaría su formación escolar. Posteriormente se trasladó a Vevey, Suiza, y se graduó como fotógrafa profesional del École D’Arts et Métiers en 1963, a la edad de 21 años. Ese mismo año, todavía en Suiza, Julia realizó su primera exposición de fotografía, titulada La mano del hombre (Balderrama, 2017). Acto seguido, ella regresó a Bolivia a reencontrarse con su cultura.
En una entrevista con el equipo de MUJERES/CINE: Bolivia 1966-2020, Natalia Fajardo –compositora y productora cultural, quien es nieta de Julia Vargas Weise y actualmente dirige la Fundación dedicada a recuperar la obra de la fotógrafa y realizadora audiovisual– nos relata que, a su regreso de Suiza, Julia Vargas se instaló en Cochabamba, contrajo matrimonio y fue madre de 3 hijos, montó un pequeño estudio fotográfico en la Plaza 14 de septiembre, donde realizaba principalmente retratos. Desde de su retorno, la fotógrafa se propuso recorrer Bolivia con su cámara, mirando con detalle a través del lente la vida cotidiana, sus eventos, paisajes y personalidades (Los Tiempos, 13 de febrero de 2016).
Según su nieta Natalia, Julia fue una mujer muy inquieta e independiente, con una necesidad artística y creativa muy fuerte, ávida de viajar por el país tomando fotografías. El hábito de viajar fue algo que heredó de sus padres, que continuó durante toda su vida familiar y mantuvo hasta muy poco antes de morir, el 1 abril de 2018 en Barcelona, España.
Tuvo que sobreponerse a las dificultades impuestas a las mujeres de su tiempo y apostó siempre por su libertad y desarrollo profesional y artístico como opción de vida, cuenta Natalia. Ella era una mujer que se tomaba muy en serio su trabajo y procuraba tener siempre proyectos en curso. Es considerada una de las primeras mujeres fotógrafas profesionales en Bolivia, con una trayectoria de 50 años en el campo.

El cine, explica Natalia Fajardo, fue su segundo amor. Julia continuó con su formación artística en La Paz, participando de talleres dictados por Luis Espinal. También prosiguió en Argentina tiempo después, donde se formó en varios talleres de realización cinematográfica y escritura de guion. De igual manera, viajó a hacer cursos de cine en Nueva York y en el Instituto de Cinematografía de La Habana. Sin embargo, Julia Vargas considera a su último film, el largometraje de ficción Carga Sellada (2015), como su verdadero título de cineasta.
Vargas tuvo una carrera profesional en el campo de la fotografía desde 1963, hasta el 2014, y cuenta en su haber con 30 exposiciones de fotografía, de las cuales 17 son exposiciones unipersonales, en Europa, Estados Unidos y América del Sur, y por las cuales recibió varios premios, internacionales y nacionales (Balderrama, 2017; Festival Internacional de Cine los Derechos Humanos, 2018: 116). El año 1988 publicó el libro de fotografía titulado Tierra Adentro, con imágenes en blanco y negro de Bolivia (Vargas Weise, 2017).
De la fotografía al cine
En el libro de entrevistas Del Cine, sus aventuras. Hazañas, picardías y nostalgias del cine boliviano, editado por Fátima López y Marisol Murillo, Julia relata en primera persona que su primer contacto con el cine fue a través de Luis Espinal y sus talleres de cine, de los que la fotógrafa fue parte (Vargas Weise, 2017: 146). Ella cuenta que fue resbalando de la fotografía al audiovisual educativo. Formó la organización de Audiovisuales Educativos (AVE) en la década de los ochentas y posteriormente comenzó en la dirección cinematográfica. Cuenta en su haber con 16 obras cinematográficas: seis cortometrajes de ficción, siete documentales y tres largometrajes. También realizó la fotografía fija en la película Los Hermanos Cartagena (Paolo Agazzi, 1985).
Julia Vargas se embarcó tanto en la realización de cortometrajes de ficción como en la producción de obras de carácter documental (Zalles, 4 de agosto de 2018), desde los roles de dirección, guion y montaje, mayormente. Trabajó en varias oportunidades junto a Pilar Valverde, productora audiovisual de una gran parte de su obra documental, y junto a Milton Guzmán, camarógrafo, con quien desarrolla una relación laboral y artística. En una entrevista, Milton relata que acompañó con la cámara a Julia Vargas en su amplia trayectoria desde su segundo cortometraje (A los Pies del Tatala, 1992) hasta Carga Sellada, su última película. Milton relata que Vargas, Valverde y él, junto a otras personas, crearon la productora Imagina Films (Zalles, 4 de agosto de 2018). Pilar Valverde, por su parte, al momento de la defunción de Vargas, comentó que Julia, Milton y ella “eran como un trípode”, y refiere que su ausencia hoy se siente como si “ahora falta[ra] una pata” a dicho trípode (Zalles, 4 de agosto de 2018). El actor Luis Bredow, protagonista del cortometraje El Hombre Símbolo (1990) e intérprete del personaje del maquinista Augustin Klinger en Carga Sellada, es otra figura importante en la filmografía de Julia Vargas.
El Hombre Símbolo (1990) es el primer cortometraje en el que Vargas Weise ejerce los roles de dirección guion y montaje. En 1991, fue galardonado con el premio Cóndor de Plata a mejor video ficción, y mejor guion, además de recibir mención en fotografía y actuación. Esta pieza es una ficción histórica que se zambulle en la vida del expresidente de Bolivia, Daniel Salamanca, y propone una lectura desde otra perspectiva a los eventos de la Guerra del Chaco (1932-1935). Luego de este cortometraje, figuran en la video-filmografía de Vargas los cortometrajes A los pies del Tatala (1992), Solo Pancho (1993), Para Elisa (1994), Videoniño (1996) y Lobo encerrado (video-clip), entre otros.
En cuanto a documental se refiere, Julia Vargas realizó Detrás de la Máscara, El Ritual del Recuerdo, El Fragor del Silencio (1999), Los niños del parlamento, La Visita, Elay, y una obra que, al momento de su muerte, aún estaba en proceso de post producción y no se había estrenado, titulada Shirley Milagrera (Zalles, 4 de agosto de 2018).
Vargas dirigió tres largometrajes: Esito sería, la vida es un carnaval (2005), Patricia, una vez basta (2006) y Carga Sellada (2015).


Temáticas abordadas por Julia Vargas Weise
Realizando un análisis más a profundidad de contenido del conjunto de la obra audiovisual de Julia Vargas Weise, se puede remarcar que las temáticas que aborda la realizadora son recurrentes y están presentes a lo largo de la obra. Entre estas temáticas podemos apreciar la relación con la ritualidad, el espacio del cementerio –así como los niños trabajadores del mismo–, la vocación explicita de la realizadora para con los niños, niñas y jóvenes en materia de formación audiovisual y empoderamiento. Es recurrente también la representación, sutil pero efectiva en distintos contextos, de escenas provenientes de la idiosincrasia machista en un seno familiar y la violencia que la mujer sufre a raíz de esta realidad. En sus personajes femeninos, Vargas Weise explora la capacidad de las mujeres para decidir acerca de su propio destino, hablar con firmeza y no ser únicamente el objeto de deseo subalterno de otro personaje.
Julia Vargas Weise nos habla de la ritualidad presente en nuestra cultura en A los pies del Tatala (1992), cortometraje donde apreciamos el ritual de sacar al santo de su iglesia en son de fiesta y con el fin de encomendarse a su protección. Así mismo, en el documental Detrás de la máscara se explora el rito y transe que pasan los músicos y bailarines del Carnaval de Oruro, temática que es fundamental para el desarrollo del arco dramático tanto de Gaude, el personaje principal, como de las/os personajes secundarias/os de la película de ficción Esito sería, la vida es un carnaval (2005).
Desde el ojo documental de igual manera, en El ritual del recuerdo se puede apreciar la ritualidad, valga la redundancia, alrededor de la fiesta de Todos Santos. Esta obra en particular contiene, además de esta mirada a la tradición, algunos otros elementos recurrentes y siempre articulados en la obra de la cineasta: la muerte, los cementerios, los niños y las niñas que trabajan en estos recintos orando. Tanto la ritualidad como estos elementos se hacen visibles en Flor y lápida, cortometraje documental sobre la vida de los niños trabajadores del cementerio y su lucha por defender sus derechos laborales a la luz de la Asamblea Constituyente del 2006. El largometraje Esito sería, junto al cortometraje Solo Pancho, son obras relacionadas con cementerios y que tienen como personajes a los niños trabajadores del mismo. Solo Pancho resalta otra temática recurrente en Julia Vargas, una suerte de mise en scène en forma de un relacionamiento vertical y desigual entre dos personas, que no es aceptado por una de las partes, generalmente representada con marionetas. Esta forma reaparece en Esito sería y Carga Sellada, a través de comentarios y “escenas guiño de ojo” que la realizadora encaja muy sutilmente.

A propósito de primera película, Esito sería, la vida es un carnaval (2005), se puede notar la presencia autoral de Julia Vargas Weise si se analiza esta obra en conjunto en articulación con su vasta producción de cortometrajes, tanto de ficción como de documental, realizados con anterioridad. El rodaje de dicha película fue muy fugaz, y se realizó con pocos recursos. La realizadora adaptó la puesta en escena para poder rodar la parte final del film en pleno carnaval, incorporando a los actores en el mismo, con el fin de representar escenas de ficción dentro del marco de un rodaje documental (Colombres, 2005: 13).
También se puede remarcar que Julia Vargas tiene un gusto por trabajar desde el género de la docu-ficción, con temas que “ocurrieron en la vida real”. Este elemento se encuentra presente tanto en su primera obra, El Hombre Símbolo –que se autodenomina “una ficción histórica que reproduce los dichos y escritos de Daniel Salamanca y otros personajes de la época”,[1] como ser un soldado caído de la Guerra del Chaco– como en otras, por ejemplo El fragor del silencio, en la que, por medio del sonido, retrata la vida en los pueblos que fueron destruidos por los terremotos y sismos de mayo y junio de 1998 en Cochabamba (Chinchilla, 22 de mayo de 2018). La historia de Carga Sellada se inspira en varios casos de exportación de desechos tóxicos de países desarrollados hacia países en vías de desarrollo (Montero Acuña, 18 de agosto de 2009).
Natalia Fajardo nos asevera que, originalmente, el proyecto de Carga Sellada contaba con otro título: Cilantro para combatir la melancolía. En esta última obra de Vargas Weise, y a través de este pequeño dato, se puede apreciar el trabajo por parte de la realizadora, una vez más, alrededor de la muerte y la memoria.
Por otra parte, la emancipación de los personajes femeninos también puede verse en el último largometraje de la realizadora. En él, Tania es un personaje fascinante. Es una mujer que escapa a una vida de servidumbre, y decide ir en busca de su propio destino. Es cortejada por dos varones en el tren, con quienes juega un papel de madre. En una escena de tono erótico, Julia Vargas Weise que recrea la Pietá de Miguel Ángel en la puesta en escena (Sánchez, 2016). Si bien Tania es objeto de deseo para el personaje de Héctor Mariscal, ella también logra su emancipación al bajarse del tren y quedarse por decisión propia con Urdimala. Vargas trata tanto la imagen de la chola boliviana como la imagen de una mujer estereotipada en el papel de Nena –un personaje fenemino estereotipado similar se encuentra en las primeras escenas de Esito sería, la vida es un carnaval.
Por otra parte, Vargas emplea un recurso narrativo muy interesante en el inicio de esas dos películas, Esito sería y Carga Sellada: Gaude, en la primera, y Héctor Mariscal, en la segunda, reciben una carta y deben embarcarse en un viaje al interior de Bolivia, un viaje que cambiará sus modos de ver el mundo. Julia Vargas Weise emplea la llegada de una carta como un Macguffin –un recurso narrativo que puede ser un acontecimiento o una acción el cual sirve para que la acción dramática se desarrolle y avance. También la muerte está presente como una transversal en el film: el tren es llamado “el tren de la muerte” en una emisión radial, porque carga tierras con elementos tóxicos que proviene de otro país. Varios personajes matan mueren o intentan quitarse la vida.
Queda mucho que decir sobre la obra audiovisual de Julia Vargas Weise y aún más sobre su obra fotográfica. Es indudable que su propuesta contiene mucho valor y, aunque pocos, se han dado momentos para reconocer y poner en valor su obra. En 2017, el Festival FENAVID de Santa Cruz de la Sierra homenajeó a la realizadora por su aporte al audiovisual boliviano, su destacada trayectoria fotográfica, su trabajo en la capacitación audiovisual con niños, y como directora de tres largometrajes (Los Tiempos, 27 de octubre de 2017). Así mismo, en agosto de 2018 la Feria Internacional de Libro de La Paz realizó un homenaje a su obra audiovisual y fotográfica (Cambio, 9 de agosto de 2018).

[1] Texto explicativo dentro de la obra audiovisual El Hombre Símbolo (1990), de Julia Vargas Weise.
Referencias
Balderrama, Alba. Julia Vargas. Fotografías para una vida (2017). Decursos. Revista de Ciencias Sociales, 37, diciembre de 2017: 21-30.
Cambio. (2018). La FIL preparó un homenaje a Julia Vargas Weise. Cambio, suplemento La esquina, 9 de agosto de 2018. Recuperado de: https://issuu.com/cambio2020/docs/la_esquina_09-08-18.
Chinchilla, Norman. (2018). El peor terremoto del siglo XX en Bolivia casi destruye Aiquile. Los Tiempos, 22 de mayo de 2018. Recuperado de: https://www.lostiempos.com/actualidad/cochabamba/20180522/peor-terremoto-del-siglo-xx-bolivia-casi-destruye-aiquile.
Colombres, Adolfo. (2005). Prólogo a la segunda edición. Cine, antropología y colonialismo. Buenos Aires: Ediciones del Sol. pp. 7-13. Disponible en Google Books.
Festival Internacional de Cine de los Derechos Humanos. (2018). Julia Vargas Weise. En Catálogo 14° Festival Internacional de Cine de los Derechos Humanos, del 13 al 19 de agosto de 2018. 116.
Los Tiempos. (2016). Carga Sellada, película de Julia Vargas. Los Tiempos, suplemento OH!, 13 de febrero de 2016. Recuperado de: https://www.fal33.org/wp-content/uploads/2017/01/Doc-P%C3%A9da.pdf. pp. 6-8 en este documento.
Los Tiempos (2017). Fenavid premia a las mejores producciones audiovisuales. Los Tiempos, 27 de octubre de 2017. Recuperado de: https://www.lostiempos.com/doble-click/cultura/20171027/fenavid-premia-mejores-producciones-audiovisuales.
Montero Acuña, Ernesto. Desechos tóxicos, al Sur. Voltairenet, entrada del 18 de agosto de 2009. Recuperado de: https://www.voltairenet.org/article161687.html.
Sánchez, Claudio. (2016). Carga sellada: los años pasados. Cinemas Cine. Recuperado de: http://cinemascine.net/criticas/critica/Carga-sellada-los-aos-pasados.
Vargas Weise, Julia. (2017) Tierra adentro. Obra fotográfica (Extracto). Decursos. Revista de Ciencias Sociales, 37, diciembre de 2017: 43-53.
—-. (2017). Julia Vargas. La fotógrafa que se convirtió en directora. En López, Fátima y Murillo, Marisol (eds.). Del cine, sus aventuras. Hazañas, picardías y nostalgias del cine boliviano. La Paz: Editorial 3600. pp. 145-149.
Zalles, Maricruz. (2018). Julia Wargas-Weise. Un legado cinematográfico con fuerte compromiso social. Los Tiempos, 4 de agosto de 2018. Recuperado de: https://www.lostiempos.com/doble-click/cine/20180408/julia-vargas-weise-legado-cinematografico-fuerte-compromiso-social.
Fuentes orales
Entrevista a Natalia Fajardo, realizada por el equipo de MUJERES/CINE: Bolivia 1966-2020, el 8 de septiembre de 2020.
Fotografía de portada: publicada en la revista Decursos del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba (número 37, diciembre de 2017), que dedica varios artículos a la obra de Julia Vargas Weise.
Este texto es resultado de los procesos de trabajo de la investigación/acción MUJERES/CINE: Bolivia 1966-2020, proyecto desarrollado por Imagen Docs, el Centro Cultural de España en La Paz y el Festival de Cine Radical.
Conoce más sobre el proyecto y el equipo de investigadoras/es.

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