ImagenDocs

Memorias colectivas, documental sobre el colectivo LGBTQI en Bolivia

La potencia de algunos intérpretes permite fugar hacia un episodio escandaloso: el documento de la Nueva Constitución, aprobado en grande por la Asamblea Constituyente en 2009, sostenía en el artículo 63 que el matrimonio es un vínculo entre personas. No obstante, la Comisión encargada de corrección y estilo, en un acto flagrante de desconocimiento del texto aprobado en grande, lo modificó a favor de intereses y creencias fundamentalistas, corrigiendo: “El matrimonio entre una mujer y un hombre…”.

Con una estructura simple, siguiendo una cronología algo arbitraria, como todo proyecto que se aproxima a la memoria, se ofrece al inicio del documental Memorias colectivas una reflexión del activista GLBTIQ David Aruquipa, combinada con la presencia de los realizadores Janela Vargas y Javier Acarapi. Ellos nos ofrecen una primera inmersión en la pieza: registran y son parte del equipo de la película, modificando el código habitual porque interactúan con Aruquipa, quien es nuestro guía narrativo e incluso, guionista subrepticio de este intento de traducción visual de la memoria.

La propuesta de Memorias colectivas, intervención de los realizadores como actores, se ve modificada por textos en pantalla que refuerzan y sitúan contenidos que las mismas entrevistas esclarecen. La estructura de cinco actos cerrados, momentos establecidos de manera didáctica y unidireccional, responde a la planificación que el narrador Aruquipa señala al inicio de la película.

Los testimonios y datos que circulan en el documental permiten enfocar la atención sobre estos; sin embargo, se tornan cansinos por el código televisivo que emplean los realizadores haciendo de Memorias colectivas un reportaje, una forma compacta y lineal con momentos claramente establecidos y con un cierre categórico predecible.

El sentido y tenor de la propuesta de Vargas y Acarapi ofrece la lucha interna del movimiento, en episodios anecdóticos, como es el caso de la controversia entre las organizaciones Adesproc Libertad y la Familia Galán. La potencia de algunos intérpretes permite fugar hacia un episodio escandaloso: el documento de la Nueva Constitución, aprobado en grande por la Asamblea Constituyente en 2009, sostenía en el artículo 63 que el matrimonio es un vínculo entre personas. No obstante, la Comisión encargada de corrección y estilo, en un acto flagrante de desconocimiento del texto aprobado en grande, lo modificó a favor de intereses y creencias fundamentalistas, corrigiendo: “El matrimonio entre una mujer y un hombre…”.

Al tratar sobre el pasado y el presente del movimiento GLBTIQ, uno de los movimientos más versátiles y arriesgados de Bolivia, el fondo de Memorias colectivas no llega a dialogar con la forma parca y ciertamente conservadora de los realizadores.

Texto publicado en La Razón, el 2 de junio de 2013.

Sergio Zapata

Sergio Zapata

Crítico de cine y comunicador. Programador y gestor cultural.
Coeditor de Imagen docs.

Añadir comentario