La Paz, 24 de mayo de 2020 (Imagen Docs) El 24 de mayo de 2008, azuzados por la élite política local, centenares de estudiantes universitarios golpearon, vejaron y humillaron a docenas de personas, deshumanizándose y deshumanizándonos a todos, como ocurre en cada acto de violación a la condición humana
La cinematografía de Bolivia, ficcional y siempre distante de la humanidad (del humanismo) y que más bien privilegia la especificidad concreta, localizable, aprehensible y en último término cosificable, jamás se sensibilizó con la humillación, más aún cuando ésta es ejecutada entre civiles.
Quizás en el cine de Sanjinés hay una aproximación a la representación de la humillación en el estricto sentido de deshumanización. Sin embargo, esta aproximación es de orden político, en tanto se revisa las relaciones de poder del Estado con una colectividad. Solo con Humillados y ofendidos (Bolivia, 2008), documental dirigido por César Brie, Pablo Brie y Javier Horacio Álvarez, es que la no ficción toma un elemento violento extraído de la realidad en su propia realización, con la documentación visual cronológica, minuto a minuto, desde varios registros en los que no se privilegia una mirada, sino que se extrae la violencia desde la masa que la ejecuta.
Con Humillados y ofendidos, el documentalismo boliviano se politiza y a la vez se universaliza, puesto que se ampara en la base de los derechos fundamentales. La mirada de Brie se posiciona sobre la vida, sobre la vivencia política de una colectividad amedrentada y secuestrada, acusada de mancillar, sólo por su existencia y presencia, el orgullo y la dignidad de otra. Además la politización, en clave universal, se refiere a que busca esclarecer, identificar y visibilizar un acto que no se presenta aislado, sino que responde a la coordinación, planificación sistemática y racional de un ejercicio de racismo y de odio, vinculado, como siempre, a una élite política cuyo móvil es tan elemental como la acumulación de poder.
Para Brie, los hechos acaecidos en Sucre, capital constitucional de Bolivia, develan mediante la acción colectiva cierta cultura política de una sociedad que ha cosificado ciertas prácticas de relacionamiento social. Para el director ese es el rol político de su obra: la visibilización de la deshumanización de ejecutores de la vergüenza y la deshumanización de las victimas del ejercicio racista.
Esta empresa, deshumanizante porque goza de planificación y responde al principio de eficacia, se desarrolló en el espacio público, lugar por antonomasia de la política, en tanto lugar de acción para perpetuar el gesto simbólico más violento de la primera década del siglo. La plaza principal, ahí donde se fundó la república, es el escenario. La acción: desclasar, mediante la negación pública de la adscripción social; colonizar, mediante la negación pública en el despojo de las vestiduras; y deshumanizar a partir de la negación publica de la adscripción política. En otros términos, arrebatar la identidad, arrebatar la ciudadanía para con ello arrebatar la humanidad. Para arrebatar la humanidad no es necesario arrebatar una condición biológica como la vida.
En el documental Humillados y ofendidos Brie no reconstruye estos hechos, sino que, mediante una colección de imágenes que siguen una línea cronológica documentada por toda la prensa nacional, presenta, paso a paso, cómo sucedieron los hechos de deshumanización que nos avergonzaron a todos.
Humillados y ofendidos en Youtube
Película documental de 45 minutos dirigida por César Brie, Pablo Brie y Javier Horacio Alvarez, que recoge testimonios de los hechos de racismo ocurridos el 24 de mayo de 2008 en Sucre, Bolivia.
Investigación y cámara: César Brie.
Edición: Javier Horacio Alvarez.
Sonido: Pablo Brie.
Música: Luzmila Carpio.
Producida por Artes Andes Américas en 2008.
Lee el texto completo de Sergio Zapata sobre la película y el racismo aquí.
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