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Entrar y salir de la Utopía/Distopía | Bienal de Arte Contemporáneo Contextos, en Cochabamba

¿Cómo podemos señalar un lugar, que no tiene lugar, o que por su aberrante realidad más bien es algo impronunciable? La convocatoria fue una provocación sutil pero certera: ¿un lugar que no existe, existe? ¿se puede decir algo sobre él?

Recorrer la Utopía y la Distopía, es el pretexto de la Bienal de Arte Contemporáneo que se presenta en el Espacio Simón y Patiño de Cochabamba hasta el 9 de febrero.

Esta es la experiencia: recorrer un lugar que presenta las reflexiones artísticas sobre el no-lugar, o tambien, sobre el fatal lugar que nos vemos obligados a vivir. Y es que la utopía y la distopía son aquellos gestos contradictorios del mismo hecho: no sabemos dónde estamos.

Las obras que se presentan deambulan entre las tensiones de lo paradójico, lo irónico e incluso lo sarcástico, cuando de pensar la utopía/distopía se trata. ¿Cómo podemos señalar un lugar, que no tiene lugar, o que por su aberrante realidad más bien es algo impronunciable? La convocatoria fue una provocación sutil pero certera: ¿un lugar que no existe, existe? ¿se puede decir algo sobre él?

A pesar del intento por salir del lugar que nos encierra, recorrer la muestra Utopía/Distopía nos lleva por los laberintos del arte contemporáneo boliviano actual, que sigue el curso de lo predecible, el lugar en el que la experimentación visual/ corporal, que la performace y la instalación procuran, hace que necesariamente el arte y los artistas se deban explicar.

Obras que se deben justificar, ¿para entenderlas? ¿para reírse con ellas? ¿para encontrar un espectador que en el no lugar posiblemente tampoco existiría? La búsqueda de materiales, escenarios y artificios parecen seguir la ruta de lo que nos envuelve: los símbolos, los gestos, el cuerpo, el lugar por excelencia, el lenguaje. Ahí, Valcarcel aparece: “El fin de la democracia, la utopía del progreso, la utopía de lo racional” (léase también a la inversa) . Posiblemente estamos a medio camino, pero ¿dónde estamos yendo? Una pregunta consecuente con la reflexión sobre dónde estamos.

Pero la justificación de los artistas puede más. Las palabras pueden más. La topología del lenguaje inunda la sala, construye estratos y topos (lugares) donde los artistas han creado sus fronteras, han nombrado algo y posiblemente por obligación le han dicho utopía o distopía. ¿Desde dónde hablan, si donde no hay lenguaje -o este se ha corrompido- tampoco hay lugar por nombrar?

Seguir los meandros de una reflexión que busca donde estancarse, encontrar pequeños charcos para situarse en el “arte”, sin duda es la mejor propuesta de los curadores. Pero, decantar en las obras que se explican por si solas es un regalo, aun mejor. Al fondo, casi al final, Keiko Gonzales presenta un cuadro nefasto, aciago, lúgubre, posible, realmente posible, doloroso y hermoso. El arte no necesita justificarse, aun en el mundo postmoderno. La muestra va terminando, y mientras sales, tres oleos más, que destacan símbolos y colores, parecen chorrearse hacia la muestra anterior, recorrer de nuevo la exposición y guardarse (o irse).

Utopía/Distopía es un lugar de imágenes, construcciones, sensaciones y muchas palabras. También es un lugar donde uno puede perder el rumbo. También, un lugar con una sola obra, frente a frente. En Utopía/Distopía, entre lugares y lenguajes, hay espacios aún para el silencio, donde puede uno perderse a sí mismo, también.

Juan Luis Gutierrez Dalence

Juan Luis Gutierrez Dalence

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