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Cine posible, cine imperfecto

Esta película juvenil permiten resignificar al cine posible, al cine imperfecto, al cine en estado puro, si consideramos que la producción cinematográfica es reflejo y/o consecuencia de transformaciones en la sociedad (las cuales no se perciben en el guión) sino en las estéticas de producción, en el gesto y acto artesanal de crear imágenes, suturarlas, exhibirlas y distribuirlas con la suficiente perspicacia de intuir dónde y cómo hacerlo.

A inicios del año 2010 el mercado paralelo, la piratería, conocía su primer éxito comercial: Pandillas de El Alto. No había puesto de DVD’s que no ofertara esta película, la cual tiene todos los elementos del cine gánster que permiten garantizar su éxito. Sin embargo, la virtud de esta pieza radica en sus modos de producción y su distribución. Hoy en día figura en todas las compilaciones de cine boliviano (5 películas en 1), con la leyenda de que existe la secuela, pero es una pieza “clandestina”.

Película de tres horas y media de duración, elaborada por jóvenes de 17 años, guion colectivo con la participación de docenas de extras, la película concebida en aulas del colegio “Puerto de Rosario» de la ciudad de El Alto plantea la historia de Leo, un personaje que gana unas monedas como payaso en la Ceja de El Alto. Es el mayor de tres hijos de una vendedora que, tras ser golpeado, asaltado y humillado por los Ángeles negros decide conformar una pandilla para defenderse del conflicto en que está sumido su barrio, un territorio en disputa entre dos pandillas: los Sepultureros y los Ángeles azules.

Entre el teatro filmado, el video home y lo que se vino a denominar protocine, asistimos a la transformación y tránsito de Leo entre el deseo de venganza, ritos iniciáticos adolescentes, alcohol, drogas, robos, mujeres, hasta la fundación y organización de su propia pandilla: los Marginados.

En este espiral de violencia, la película ofrecerá una radiografía moralista de una familia disfuncional para desembocar de manera impredecible en uno de los epílogos más dramáticos y moralistas del cine realizado en Bolivia.

Modos de producción

Pandillas de El Alto es uno de los primeros trabajos exitosos a nivel de distribución en el cine boliviano contemporáneo, que permite cuestionar categorías y conceptos anquilosados y vetustos sobre lo que es o debiera ser el cine nacional e incluso el cine. Por supuesto que las mismas nociones de cine comunitario, colectivo y participativo se ven cuestionadas por este tipo de producciones, que en los últimos seis años vienen proliferando, posibilitando pensar y cuestionar al “cine boliviano” (sus condiciones de producción, contenidos, formas y distribución).

En este sentido esta película juvenil permite resignificar al cine posible, al cine imperfecto, al cine en estado puro, si consideramos que la producción cinematográfica es reflejo y/o consecuencia de transformaciones en la sociedad (las cuales no se perciben en el guión) sino en las estéticas de producción, en el gesto y acto artesanal de crear imágenes, suturarlas, exhibirlas y distribuirlas con la suficiente perspicacia de intuir dónde y cómo hacerlo.

Artículo publicado en Cinemas Cine, revista on-line, 61, marzo de 2013. 
Sergio Zapata

Sergio Zapata

Crítico de cine y comunicador. Programador y gestor cultural.
Coeditor de Imagen docs.

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